ME VOY DE LA IGLESIA
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“ME ROBARON LAS OVEJAS”
Este es el gran mito que se sostiene dentro de las iglesias: pensar que cuando un miembro se va a otra iglesia, es porque esta otra congregación lo “robó” o lo “atrajo”. Sin embargo, como veremos, esto no es verdad. Siempre que una persona cambia de lugar es porque siente un malestar interior.
Siempre. Es muy difícil o es imposible que una persona que se siente bien interiormente en un lugar, que se siente bien con determinadas personas, se vaya a otro lugar. Es decir, una persona es “atraída” por otro lugar, pero en realidad no es la atracción lo que la mueve hacia la otra iglesia, sino el intento por resolver su malestar.
Echarle la culpa a otra iglesia de que “le robo un miembro” es tan ridículo como aquellos que se separan e inmediatamente dicen que fue porque “le hicieron un trabajo de brujería”, en vez de aceptar que el matrimonio entró en crisis y que fue ese el disparador de la separación.
Lógico, es más fácil decir que “le hicieron un trabajo de brujería” y que por eso el matrimonio se quebró. Cuando una persona se va de la iglesia, el pastor comete un gran error, muchas veces, de vivir esa salida como una traición que el hermano le hace al pastor y su bronca no le permite analizar objetivamente “el malestar interior del que sufre“.
La primera conclusión a la que tenemos que llegar -aunque sea dolorosa- es saber que siempre que alguien se va de nuestra iglesia es porque ha habido un malestar interior que ha sido como un resorte, un disparador, un impulsor, que lo llevó a buscar otro lugar.
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ES CIERTO LOS PASTORES NO SON DUEÑOS DE LAS OVEJAS EL DUEÑO ES CRISTO LAS PERSONAS DEBEN ESTAR DONDE SE SIENTAN MEJOR POR ESTO DICE LA PALABRA YO PLANTE APOLO REGO PERO EL CRECIMIENTO LO DA DIOS
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