En el Medio Oriente muchos musulmanes convertidos al cristianismo mantienen en secreto su nueva fe por temor a ser perseguidos. Pero otros, valientemente practican sus creencias aunque tengan que sufrir las consecuencias.
Es duro ser cristiano en una sociedad musulmana, especialmente en Egipto donde varios creyentes fueron asesinados en las calles hace algunos meses, y las turbas furiosas a menudo los atacan en la capital de El Cairo.
Caroline Doss de la Federación Copta Americana comenta que en noviembre del 2008, tres mil hombres atacaron una iglesia cristiana en El Cairo e intentaron quemarla.
El ataque puede ser visto en línea en You Tube y no se ha escuchado de arrestos o un juicio al respecto. Esta actitud envía un claro mensaje a la población egipcia, manifestando que esta es una conducta aceptable.
Mohammed Hegazy: atacado por su fe.
Estos eventos se han convertido en una conducta que amenaza las vidas de los convertidos del Islam, como es el caso del egipcio Mohammed Hegazy, ya que él y su familia se esconden o huyen por sus vidas, al tener en su contra varias ‘fatwas’ o sentencias oficiales de muerte.
Hegazy se convirtó al cristianismo y pelea una batalla legal por tener el derecho de cambiar la religión que aparece en su carné de identificación.
“Si no tienes el derecho o la libertad de escoger tu propia fe, ¿qué derechos tienes? ¿Qué libertad tienes? Yo no tengo temor porque creo en Cristo”, añade Mohammed Hegazy un Musulmán convertido.
Hegazy dice que fue encarcelado y torturado por policías egipcios que lo forzaban a que regresara al Islam: “Me colgaron cabeza debajo de los pies y me golpearon… me torturaban con electricidad en muchas partes del cuerpo y especialmente en los genitales” comenta Mohammed.
Hegazy sufrió por profesar su fe en público, por ello otros convertidos del Islam en países musulmanes, a menudo tratan de mantener en secreto su cristianismo, como lo es el caso de “Asif”, un musulmán convertido que teme ser herido.
Familiares de convertidos los rechazan.
Aunque muchos deciden profesar su fe en secreto, algunos son descubiertos por sus propios familiares. “Asif”, cuya identidad ha sido protegida, es un caso claro de que la familia pusiera en evidencia su fe. Musulmanes radicales amenazaron con matarlo y uno de ellos le lanzó una piedra en una pierna.
“Asif” agregó: “Me preocupaba que la piedra golpeara a uno de mis hijos o esposa. Gracias a Dios me golpeó a mí”.
La pierna de “Asif” se fracturó, así que debieron operarlo y ponerle una vara metálica. Asímismo debe soportar tratamientos y dolor, pero asegura que nunca regresará al Islam: “No puedo ir y venir… la fe no es un juego… mi vida ha cambiado. Soy una persona más feliz, una mejor persona… tengo una vida ahora”, añade “Asif”.
Necesidad de compartir la Fe.
Pese al riesgo, algunos valientes cristianos sienten necesario compartir su fe con musulmanes y otros. Hace algunos años un cristiano Iraquí, al que llamaremos Hassan, comenzó una iglesia en Mosul. La cantidad de creyentes creció hasta sesenta personas en unos cinco meses.
Un día un hombre armado le disparó a Hassan. Los doctores dijeron que tuvo una lesión en su columna y no podría caminar. A pesar de ello, Hassan sigue compartiendo a Cristo con otros, pero hoy lo hace en silla de ruedas en el Líbano. Su parálisis le ha causado dificultades, pero también oportunidades…
“Cuando hablo a la gente de Cristo, no saben qué significa cuando digo ‘hasta la muerte’… Claro que vivir para Cristo en Irak no es fácil para nadie… a pesar de esta difícil situación, la salvación de almas ocurre en grandes cantidades en Irak”, comenta Hassan, un Evangelista.
Señales y prodigios: Un paso para creer.
Muchos musulmanes del medio oriente vienen a cristo mediante señales y prodigios como los realizados por pablo y bernabé en el libro de hechos.
En Siria, el camino a Damasco es famoso para acreentar la fe de cualquier recién convertido. Aquí el apóstol Pablo caminó y se detuvo en la casa de Ananías, donde fue bautizado. Este maravilloso evento fue el inicio de un ministerio increíble que cambió al mundo. Hoy en Siria, otros evangelistas siguen sus pasos.
En Siria también podemos encontrar varias mezquitas, donde muchos evangelistas comparten su fe con los líder islámico o imanes.
“Rasim”, -identidad protegida- es un evangelista, que compartió su fe con el iman, además de entregarle una biblia y la película Jesús.
“Le dije: ‘si lee la biblia, usted creerá y su mente será transformada, el Señor es Dios y él murió por usted… El tomó la biblia y dijo ‘tal vez’”, agrega “Rasim” al recordar su visita a la mezquita.
Varios cristianos se unieron a “Rasim” en la mezquita y oraron por un anciano musulmán llamado Bakram, quien no podía caminar pues se había roto la rodilla y no había sanado bien.
Tras la oración, muchos vieron al hombre corriendo por la mezquita minutos despues...
“Bakram sanó y comenzó a danzar y estaba muy feliz. Aleluya! Hubo un milagro en la mezquita!”, declara “Rasim”.
“Rasim”: “Dios va conmigo”.
Como los musulmanes convertidos en secreto, la seguridad de “Rasim” está el riesgo. Aunque a menudo siente temor al acercarse a una mezquita, dice que siente la paz de Dios al entrar por la puerta.
Y como sigue “Rasim” adelante valientemente, también se toma el tiempo para hacer visitas en las casas de personas enfermas, como en el caso una mujer beduina, cuyas rodillas también fueron sanadas recientemente cuando la visitó en su hogar.
“Tenemos temor, pero Jesús está con nosotros. Jesús dijo, ‘Estaré con ustedes siempre’, debemos ir a las mezquitas y a todos lados a contar a la gente la verdad sobre Él y Su amor”, comenta “Rasim”.
Demos gracias a DIOS por la libertad con que podemos buscarle y oremos por nuestros hermanos que sufren persecusion por causa del evangelio de nuestro REY Y SEÑOR JESUCRISTO...
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