Para aquel tiempo Dios se comunicaba muy pocas veces con la gente y no le daba mensajes ni visiones. Por su parte, el niño Samuel le servía a Dios bajo la dirección de Elí (sacerdote y juez en Silo), que estaba ya casi estaba ciego. El muchacho no se imaginaba que sería uno entre muchos en escuchar la voz de Dios.
Una noche antes que se apagaran las lámparas del santuario, Dios llama a Samuel…