Los gobiernos actuales están centralizados en el poder y la fuerza dejando atrás el amor y la responsabilidad que tienen para un pueblo. Viven amenazantes untándole sufrimiento y golpeándolos con un desprecio que infesta la razón. Su filosofía es la impiedad y la arrogancia en un mundo materialista que abre los ojos cada mañana. Todo lo que corroe es determinista y sin propósito creando una ambivalencia póstuma como tren que se descarrila.

Nuestro tiempo ha sido restringido por las manos de hombres extravagantes que se han lucrado de su posición. No entienden que debajo de ellos hay seres humanos desposeídos que necesitan ayuda. Por otro lado la apostasía y el engaño se han encargado de forjar falsas doctrinas que justifican y defienden estilos de vidas pecaminosos.

Iglesias por doquier donde el hombre deja la palabra de Dios rezagada para llenar sus arcas sonando la trompeta de la prosperidad. Para el que no conoce todo es un engaño untado con paños tibios que se engrandece en la desesperación de los fieles. Qué pena, el mundo continua vulnerable a las saetas lanzadas por Satanás porque ellas encierran la resolución del los problemas en forma meditativa y no final.

Debemos admitir que todo está perdido y muchos siguen alejados de Dios por que han tomado su propio camino. Muchos piensan que el sacrificio de la Cruz fue y ya no significa nada en sus vidas porque para ellos es una simple historia de camino. Qué pena, el tiempo corre en ese espectáculo llamado vida que continua su curso dejando maltrechos y esclavizados en la estampida de la rebelión.La raza humana es temporal y se tropieza cada día con el olvido, pero se vuelve más brillante para aquel que no ha desfigurado su parecer en Cristo. AMEN

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