Hace poco, como todos los años, se celebró el Día Internacional de la
Lucha contra el SIDA. En Uruguay, de acuerdo a los datos aportados a
través de los medios de prensa, el panorama sería alentador, en cuanto a
la supuesta disminución de los casos de enfermedad y mortandad.
Sin embargo, debemos ser concientes de que no se nos está diciendo toda la
verdad, y que ese panorama alentador es tan sólo una fachada de una
realidad que va en aumento debido a un manejo totalmente irresponsable de
los sistemas de detección de la enfermedad.
Si uno pregunta a cualquier persona, en general, el ciudadano tiene la
idea de que hoy día un examen de HIV, es "de rutina", al sacarse el carné
de salud, o el examen de aptitud física, al solicitar un chequeo, al
operarse o al cambiarse de mutualista. Pues debemos informar que NO.
El examen de detección de HIV, que es un examen ELISA barato y que se
realiza en 20 minutos, suele ser el último examen a realizarse cuando el
individuo presenta la sintomatología de una de las enfermedades
consideradas como "marcadoras", esto es, las enfermedades que están
vinculadas al virus HIV en etapa SIDA, es decir, cuando el virus ha
provocado tal daño en el sistema inmunológico que provoca ese tipo de
enfermedades que, en individuos con sistemas inmunológicos normales, no se
producirían.Esto hace que el pronóstico sea reservado, dado que el propio
tratamiento de la patología a enfrentar, puede agravar el estado del
paciente, por los efectos secundarios de la propia medicación, además de
que se puede estar ante un sistema inmunológico tan débil que no sea capaz
de resistir al tratamiento con antirretrovirales, y se produzca el
desenlace fatal de una enfermedad que puede demorar hasta 10 años o más en
manifestar síntomas.
Pocos saben que una gripe fuerte o una diarrea pueden ser síntomas de HIV
en etapas tempranas. Estoy segura de que nadie ha ido al médico con una
fuerte gripe o una diarrea, y se le ha indicado un examen de HIV. Y pueden
ser signos de la existencia del virus, como otras afecciones que son
atribuidas graciosamente a "bajas defensas", sin que se investiguen las
causas de ellas.
Es curioso ver cómo la indicación de un examen de detección de HIV, sea un
tema tabú hasta para los propios médicos, que dudan mucho antes de
indicarlo, y se excusan en que dicho examen debe ser "consentido por el
paciente", pero ellos no son capaces siquiera de sugerirlo, y, ante una
diarrea, mandan una dieta, y, si es muy persistente, un
copro-bacteriológico, nunca un examen HIV. Luego, cuando el paciente
fallece, se conforman con hacer bien los deberes localizando a los
posibles contactos y haciéndole un examen a quien le dan la "buena
noticia" de que ha estado en contacto con un paciente HIV, ahora
posiblemente fallecido.
Hace poco, un conocido me dijo que se sentía mal y no sabía por qué, y le
pidió a su médico un examen HIV, y fue el médico quien le preguntó: "por
qué un examen HIV, si tú tienes pareja estable?" Contestación bastante
pueril en estos tiempos, pero insólita y criminal en un médico que
debería, por sí mismo, indicar dicho examen. Pues esto es sólo un ejemplo.
Es necesario decir que si el Uruguay no cambia sus políticas de detección
de la enfermedad, va a seguir perdiendo vidas por culpa de la misma. Vidas
que, un país envejecido como el nuestro, no puede darse el lujo de perder,
vidas jóvenes y productivas, por una enfermedad que, hoy por hoy, pese a
no ser curable, puede permitir al individuo gozar de una vida larga y
saludable.
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