LA MUJER DEL FLUJO DE SANGRE

[EDWIN KAKO VAZQUEZ]

 

DIOS PONE SU AMEN A NUESTRAS ORACIONES

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  “EL LE DIJO: “HIJA, TU FE TE HA SALVADO, VETE EN PAZ Y QUEDA SANA DE TU ENFREMEDAD” MARCOS 5:34

Nadie conocía su nombre, ella llego de entre la multitud, era una mujer maltratada por las circunstancias. Estaba enferma, llevaba consigo la marca de la sangre por doce años, un terrible mal, su vida se iba perdiendo poco a poco. Sus sueños, sus planes, todo se le escapaba como arena entre los dedos. Con toda su hemorragia llego hasta Jesús con la esperanza de que su vida volviera a la normalidad.

Me imagino los pensamientos de aquella mujer, si toco su manto seré sanada y salva, se decía para sus adentros. Y llego el milagro, “Aleluya”, entonces fue cuando escucho una voz maravillosa que dijo: “Quien ha tocado mis vestidos y Jesús levanto los ojos para buscar a alguien”. En medio de toda aquella multitud que estaba presente y por más que ella se consideraba indigna, Jesús la valoro devolviéndole el sentido de dignidad, el amor propio.

Jesús se detuvo en su viaje por que la mujer era importante, despreciada y rechazada por su pueblo, pero para Jesús tenía un valor incalculable. Ese maravilloso Jesús no cambio, continua siendo el mismo, continua buscando a personas que se sientan indignas, para hacer de ellas las herederas del reino. “Vete en paz y queda sana de tu enfermedad” dijo Jesús, pero antes de que El hablara, la mujer ya estaba curada, ya creía que su oración había sido respondida. El pecado ya no tenía poder, el dolor, el sufrimiento y la vergüenza habían llegado a su fin, era una mujer nueva, y todo esto sucedió en un segundo, dios no necesita más tiempo para operar un milagro.

COMENTARIO

Es bastante corriente de que la gente no acuda a Cristo, sin que antes haya procurado encontrar alivio en otras personas, para percatarte finalmente de que son médicos que de nada sirven. Aquellos a quinas Cristo sana del terrible flujo del mal, que es el pecado, no pueden menos de experimentar en sí mismos un cambio favorable. Los pacientes de Cristo están muchas veces temblando cuando deberían estar triunfando. No hay mejor cosas para quienes tienen miedo y temblor echarse a los pies de Jesús, la gracia de Dios pone su Amen a nuestras oraciones, así sea, así será para ti, por tanto vete en paz.