Había en Israel, en los tiempos del Señor Jesús, una mujer que padecía
una enfermedad que, aunque no la había conducido a la muerte, la
atormentaba desde hacía doce años. También había invertido en médicos
todo lo que tenía y no hubo resultados. Esta mujer probablemente estaba
desesperada y en un acto de fe, se acercó a Jesús, tocó el borde de su
manto y fue sana.

Hermanos, esta no es sólo una historia de la vida del Señor Jesús, no es sólo un milagro que quedó registrado por
mera casualidad. Ocurre que este acontecimiento se registra en los
evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. Esto no es coincidencia; Dios
quiere enseñar algo a través de este pasaje.

¿Cuál es la aplicación de esta historia?

Por favor, abre tu Biblia y lee el pasaje de Marcos 5:25-34 y si es
posible, las referencias de Mateo y Lucas. En Marcos 5:27 se explica que
el milagro ocurrió cuando la mujer tocó el manto del Señor. El v. 28
muestra claramente la fe de la mujer. Pero la gran enseñanza se
encuentra en el versículo 30: «Luego Jesús, conociendo en sí mismo el
poder que había salido de él...». En resumen:
el versículo 27 habla de tocar; el 28 de la fe y el 30 sobre el poder.

«Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mateo 18:20).

Cuando nos reunimos en el nombre del Señor, él mismo se hace presente en ese
lugar. Lo más probable será que no lo veas, pero él está ahí. Puedes
hablarle, cantarle, adorarlo, etc., pero también puedes tocarlo. Este contacto no
será físico, por lo tanto se necesita fe, igual que aquella mujer.

¡Hermanos, si conseguimos tocar al Señor en nuestro espíritu, el versículo 30 se
hará realidad en nosotros! ¡Habrá poder! ¿Cuánto? Lo necesario
¿Necesitas sanidad, inteligencia, trabajo, amigos, una compañera (o)?
Sea cual sea tu necesidad, ¡Jesús es suficiente! ¡Oh, Jesús es
maravilloso! Él no se niega a que lo toquemos, él quiere que nosotros
toquemos su manto, una y otra vez. Su
poder nunca se acaba. Luego de tocar a Jesús la vida de esta mujer cambió para siempre. Nuestras vidas
también pueden cambiar hoy.

No menosprecies las reuniones de los santos, Jesús está ahí. Puede ser en un cántico, en una oración, a
través de la Palabra. Lo importante es tener la convicción (fe) de su
presencia. Él dará el poder para suplir la necesidad de tu corazón
¡Bendito es nuestro Señor Jesucristo!

«Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia» (Juan 1:16).

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