Apostol: Sergio Enriquez - Ministerios Ebenezer
Iniciaremos este tema diciendo que algunas veces andamos juntos con nuestro cónyuge sin estar de acuerdo, pero el propósito del Señor es que permanezcamos juntos y de común acuerdo.
¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? (Amós 3:3 RV60)
Andarán: Palabra H1980 jalák del original idioma hebreo, que según el Diccionario Strong Concordance significa : andar (en una gran variedad de aplicaciones, lit. y fig.):-acudir, adelantar, alcanzar, alejar, andar, apartar, aumentar, avanzar, busca, caminante, caminar, conducir, continuamente, correr, crecer, dar, dejar, desaparecer, descargar, desvanecer, discurrir, divulgar, emprender, endurecer, entrar, escapar, extender, flotar, frecuentar, guiar, ir, juntar, llegar, llevar, marcha, marchar, morar, morir, mover, muerto, (hacer) pasar, pasear, paso, proceder, prosperar, recorrer, salir, seguir, venir, viajar, volver.
Si tomamos algunas de las anteriores acepciones, y las sustituimos por la palabra "andar" en el verso citado, tendremos diferentes significados, mostrándonos que las implicaciones de estar de acuerdo va más allá que sólo estar juntos. La profundidad que esto puede tener es grande, porque algunas veces pretendemos avanzar, crecer, fluir y prosperar juntos, sin estar de acuerdo; en el matrimonio particularmente, en ocasiones creemos que podemos llegar juntos a algún lugar, pero si no estamos de común acuerdo, no tendremos una meta que alcanzar.
Acuerdo: Palabra H3259 yaád del original idioma hebreo, que según el Diccionario Strong Concordance significa: raíz prim.; fijar sobre (por acuerdo o nombramiento); por impl. cumplir (en un tiempo establecido), citar (a juicio), dirigir (en una cierta posición), comprometerse (en matrimonio):-acuerdo, congregar, convenir, declarar, emplazar, encontrar esposa, establecer, juntar, -se, manifestar, mostrar, poner, reunir, señalar, tomar, volver.
No os privéis el uno del otro, excepto de común acuerdo y por cierto tiempo, para dedicaros a la oración; volved después a juntaros a fin de que Satanás no os tiente por causa de vuestra falta de dominio propio. (1 Corintios 7:5 LBLA)
Acuerdo: Palabra G4859 súmfonos del original idioma griego, que según el Diccionario Strong Concordance se compone de dos raíces: de G4862 y G5456; sonando juntos (similar), i.e. (fig.) acuerdo (neut. como sustantivo, acuerdo):-mutuo consentimiento.
G4862
σÏν sun; prep. prim. que denota unión; con o junto a (pero mucho más estrecha que G3326 o G3844), i.e. por asociación, compañía, proceso, parecido, posesión, instrumentalidad, adición, etc.:-con. [En composición tiene aplicaciones similares, incluso calidad de completo.]
G5456
φωνή foné; prob. afín a G5316 mediante la idea de revelación; tono (articulado, bestial o artif.); por impl. discurso (por cualquier propósito), dicho o lenguaje:-palabra, ruido, sonido, tono, toque, dar voces, estruendo, grito, idioma.
El acuerdo mutuo es una unión estrecha que trasciende, y no sólo se limita a compartir tiempo, espacio e intereses. Esta palabra puede utilizarse para denotar una sinfonía que se trata de una interpretación musical que se lleva a cabo entre varios músicos.
A continuación mencionaremos los principales aspectos que implica andar en común acuerdo:
EL ASPECTO ESPIRITUAL
Según lo que nos ha sido revelado por El Espíritu Santo en anteriores estudios, son tres los aspectos que causan problemas y discordias entre los matrimonios:
1.- sexual
2.- económico y
3.- familia política o del cónyuge
No estéis unidos en yugo desigual con los incrédulos, pues ¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas? (2 Corintios 6:14 LBLA)
Cuando se trata de jóvenes solteros, la mejor manera de iniciar una familia es uniéndose en matrimonio, a una persona que cree lo mismo que nosotros, alguien que sea afín espiritualmente y que busque al Señor de la misma manera que lo hacemos nosotros. En este sentido, existen puntos fundamentales en los que debe haber comunión desde el momento que se inicia la amistad, y sin duda alguna, esto es una gran bendición al iniciar una amistad de común acuerdo. En el caso de los matrimonios inconversos, se complica la situación, porque en una gran cantidad de casos, no llegan al Señor los dos al mismo tiempo, y a uno de los dos, se le dificulta congregarse y el desempeño dentro de la iglesia, mientras su pareja conoce al Señor.
A los casados instruyo, no yo, sino el Señor: que la mujer no debe dejar al marido (pero si lo deja, quédese sin casar, o de lo contrario que se reconcilie con su marido), y que el marido no abandone a su mujer. Pero a los demás digo yo, no el Señor, que si un hermano tiene una mujer que no es creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y la mujer cuyo marido no es creyente, y él consiente en vivir con ella, no abandone a su marido. Porque el marido que no es creyente es santificado por medio de su mujer; y la mujer que no es creyente es santificada por medio de su marido creyente; de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mas ahora son santos. Sin embargo, si el que no es creyente se separa, que se separe; en tales casos el hermano o la hermana no están obligados, sino que Dios nos ha llamado para vivir en paz. Pues ¿cómo sabes tú, mujer, si salvarás a tu marido? ¿O cómo sabes tú, marido, si salvarás a tu mujer? (1 Corintios 7:10-16 LBLA)
Es indispensable estar de común acuerdo primeramente en lo espiritual, y que ambos estemos en la misma sintonía, pero si el caso fuera que nuestro cónyuge aún no ha conocido al Señor, la Biblia nos da instrucciones puntuales de no abandonarlo y continuar la batalla hasta lograr la unidad en el espíritu. Esto es un campo muy delicado porque no es fácil ministrar a las parejas que están viviendo esta situación, y darles palabra de aliento sobre la restauración de su hogar.
La Palabra de Dios, dice que si una persona creyente consciente vivir con una no creyente, que no la abandone; obviamente esto es en el caso cuando los dos cónyuges llegaron al matrimonio inconversos y de pronto uno de los dos conoce a Jesús; en ese caso no debe abandonar al que aun puede estar en proceso de conocer a Jesús como Su Señor y Salvador. Si iniciamos una relación o matrimonio con alguna persona, es porque existió una razón de peso para haber concretado el matrimonio, y por esa misma razón, no debemos abandonarla sin antes buscar ayuda y consejo, sobre todo, dejarnos guiar por El Espíritu para tomar alguna decisión.
En caso que los dos conyugues seamos creyentes, también necesitarnos estar de acuerdo con las actividad que hacemos en la búsqueda del Señor, porque algunas veces descuidamos el hogar cuando podría existir posibilidad de alternar estas actividades, para atender a nuestros hijos y cumplir con las tareas propias del hogar. Si no estamos de común acuerdo en lo espiritual, todo lo demás difícilmente caminará, porque en la medida que nos concentremos en El Señor, nos expongamos a Su Palabra y cambiemos las cosas que debemos cambiar, en esa misma medida creceremos en lo espiritual.
La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido. Y asimismo el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os privéis el uno del otro, excepto de común acuerdo y por cierto tiempo, para dedicaros a la oración; volved después a juntaros a fin de que Satanás no os tiente por causa de vuestra falta de dominio propio. (1 Corintios 7:4-5 LBLA)
EL ASPECTO SEXUAL
Es un aspecto muy delicado e importante de abordar, porque es necesario considerarlo ya sea que estemos casados o solteros; en el caso de los casados, es para considerarlo y en el caso de los solteros es para preverlo.
Sea el matrimonio honroso en todos, y el lecho matrimonial sin mancilla, porque a los inmorales y a los adúlteros los juzgará Dios. (Hebreos 13:4 LBLA)
Volviendo a lo anterior, se habla que el aspecto sexual es un tema delicado de considerar, porque dice La Palabra que una vez casados, ya no tenemos autoridad sobre nosotros mismos, sino, nuestro conyugue; pues cuando nos casamos, dejamos de tener autoridad absoluta sobre nuestro cuerpo, otorgándosela a la persona con quien nos casamos; si aceptamos que es algo que cedimos por amor, las cosas caminarán bien. En nuestro país la mujer tiene derecho de agregar el apellido del esposo a su nombre, y los hombres tenemos que entender que aunque no llevemos el apellido de nuestra esposa, le pertenecemos; por lo tanto, no tenemos autoridad sobre nuestro cuerpo sino que ella, es decir, es una situación que se da en doble vía. Si es por amor, sedemos el derecho.
Sea el matrimonio honroso en todos, y el lecho matrimonial sin mancilla, porque a los inmorales y a los adúlteros los juzgará Dios. (Hebreos 13:4 LBLA)
Al decir: sin mancilla, estamos diciendo que es puro, sin mácula y sin mancha. El hecho que tengamos autoridad sobre el cuerpo de nuestro cónyuge, no nos da la libertad de excedernos de los límites que La Biblia nos pone.
ASPECTO ECONÓMICO
Este tema lo podemos ver desde el punto de vista del presupuesto familiar y desde los diezmos y ofrendas que como hijos de Dios estamos en obligación de cumplir.
Presupuesto familiar
En lo económico, en alguna medida está ligado con el poder, y eso suele suceder porque regularmente en nuestra cultura el que paga manda; sin embargo, como cristianos no puede ni debe ser así en nuestro hogar; y si hemos llegado a estos extremos, necesitamos ponernos delante de Dios y guiados por Su Espíritu, buscar el común acuerdo. Generalmente, cuando la mujer no aporta es porque está sacrificando una parte de sí misma para la edificación del hogar, porque existen mujeres con capacidad, conocimientos y formación académica que seguramente les permitiría tener un trabajo bien remunerado, pero a cambio estarían sacrificando el bienestar del hogar. El varón no debe vanagloriarse cuando es el único que aporta económicamente, porque es una participación de ambos directa e indirectamente.
Porque, ¿quién de vosotros, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla? No sea que cuando haya echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él... (Lucas 14:28-29 LBLA)
Este versículo lo que nos enseña es que para trabajar el presupuesto familiar necesitamos sentarnos primero y calcular con qué se cuenta, porque seguramente existen límites que es necesario considerar. Para tener común acuerdo en esto, debemos sentarnos y calcular el presupuesto; seguramente muchos de nosotros no lo hacemos y caminamos con las situaciones que van surgiendo, sin tener nada establecido.
Debemos estar atentos de nuestro proceder, porque si bien existe mucha gente a nuestro alrededor que ven nuestro caminar; los primeros que nos ven son nuestros hijos, quienes se enteraran casi de inmediato de cómo estamos manejando nuestro presupuesto familiar, y lo más delicado de esto es que aprenden de nuestra forma de vivir. Con nuestro ejemplo de vida, estaremos instruyendo a nuestros hijos, por lo que si les enseñamos de manera incorrecta, de esa forma aprenderán; por el contrario, si estamos de común acuerdo en nuestro presupuesto y lo llevamos ordenadamente, nuestros hijos nos estarán viendo proceder correctamente.
Diezmos y ofrendas
Y Pedro le preguntó: Dime, ¿vendisteis el terreno en tanto? Y ella dijo: Sí, ése fue el precio. Entonces Pedro le dijo: ¿Por qué os pusisteis de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Mira, los pies de los que sepultaron a tu marido están a la puerta, y te sacarán también a ti. (Hechos 5:8-9 LBLA)
La pareja descrita en los anteriores versículos, estaban de acuerdo en actuar indebidamente, lo cual quedó escrito para nuestra enseñanza; similarmente, podemos estar de acuerdo en forma positiva en las cosas del Señor, por ejemplo: no podemos ofrendar las cosas del hogar sin estar de acuerdo, y cuando las aportaciones son económicas, debe ser de común acuerdo, sobre todo si se trata de dezmar y ofrendar.
FAMILIA DEL CONYUGE
Pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, que aprendan éstos primero a mostrar piedad para con su propia familia y a recompensar a sus padres, porque esto es agradable delante de Dios. (1 Timoteo 5:4 LBLA)
Puede darse el caso, que en cualquier momento alguno de nuestros padres o miembros de la familia puede necesitar de nuestro apoyo, pero podría darse la situación que esto provoque conflicto con nuestra pareja. Debe existir equilibrio y común acuerdo para atender las necesidades de nuestra familia o de la familia política, donde la carga debe ser compartida.
Ciertamente, toda la riqueza que Dios ha quitado de nuestro padre es nuestra y de nuestros hijos; ahora pues, todo lo que Dios te ha dicho, hazlo. (Génesis 31:16 LBLA)
La separación de la familia política no significa abandonarla, y en los casos extremos como el de las viudas, la atención debe ser mayor, pues podría tratarse de nuestra madre o la madre de nuestra esposa. Incluso en esto, debemos ponernos de común acuerdo, porque debemos comprender que tanto amamos a nuestra familia, como nuestro cónyuge a su familia.
Familia fuera del matrimonio
Pero si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo. (1 Timoteo 5:8 LBLA)
Existen algunos matrimonios que se han constituido luego que alguno o los dos cónyuges tuvieron una familia anterior, lo cual debió suceder antes que llegaran al Señor. El hecho es que si alguien tiene hijos o hijas antes de venir a Cristo, debe haber común acuerdo para atenderlos conforme a La Palabra nos enseña.
Es necesario que meditemos en aquellas situaciones en las que hemos estado o no de acuerdo con nuestro cónyuge, pero antes debemos entregarle nuestra vida al Señor para que por medio de Su Espíritu tengamos el discernimiento necesario; y si ya se la hemos entregado, necesitamos analizar si hemos buscado caminar de común acuerdo con nuestro cónyuge, para que nuestro proceder sea agradable ante El Señor y nuestro hogar llegue a alcanzar la plenitud esperada.
Comentario
MINISTRO DE UN NUEVO PACTO: BENDICIONES DESDE LO ALTO
Gracias por compartir tu punto de vista sobre el tema. Que Dios siga bendiciendo tu vida
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