La mayoría de las personas experimentamos la tristeza. En realidad esta emoción se repite una y otra vez durante nuestra existencia y las causas que la motivan son muy variadas. Y muchas veces me he preguntado ¿es correcto que los cristianos estemos tristes?.

Por supuesto que sí, es absolutamente normal experimentar tristeza de vez en cuando, pues es una expresión del alma. Lo que no es permisible es vivir en un estado de continua tristeza.

Hace mucho tiempo, y poco antes de conocer a Jesucristo recuerdo un momento especialmente triste en mi vida, que no pude controlar y me llevó a la depresión, estado sumamente peligroso en el que perdemos el sentido de las cosas y por el cual podemos cometer actos que pueden incluso terminar con nuestra vida o acarrear secuelas graves que lamentaremos mientras vivamos, en aquella ocasión decidí que lo mejor que podía pasar conmigo era morir. Gracias a Dios, en medio de aquel estado anímico, Dios en su infinita misericordia puso en mi corazón la necesidad de clamar a Él quien respondió de forma maravillosa al grado que cambió mi vida y le pude conocer.

Lamentablemente no todas las personas que después de la tristeza caen en la depresión pueden salir de ella, así que ya parece muy común que cada vez sean más las personas recurran al suicidio para terminar con sus vidas pensando que este es el único escape.

Jesús poco antes de ser arrestado se dirigió a sus discípulos: “Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora. Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú”. (Marcos 14:34-35) Estos momentos de la vida de Jesús fueron especialmente difíciles, aquí el Señor fue presa de la tristeza y de la angustia, adicionalmente sus amigos no comprendieron su dolor y no le acompañaron en la oración como lo muestran los versículos subsecuentes.

Cuando al ser humano nos invade la tristeza, sentimos entre otras cosas que nadie nos comprende, que estamos solos y también sentimos que no somos merecedores de “eso” que nos está pasando y que motiva nuestra tristeza.

Difícilmente podemos escapar a los momentos tristes, sin embargo sí debemos aprender de nuestro señor Jesucristo como proceder para afrontar la tristeza. En este pasaje de la vida de Jesús podemos observar que el Señor oró a Dios, Jesucristo sabía lo que habría de padecer a partir de poco tiempo después en que terminó de orar, pues fue entregado por uno de sus discípulos y comenzó el escarnio del que fue objeto y que terminó con su muerte en la cruz del calvario. La tristeza de Jesús fue muy grande, no-solo fue abandonado por sus amigos quienes huyeron una vez que el Señor fue apresado (Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron. Marcos 14:48), sino que también su Padre le abandonó: “Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Marcos 15:32).

Quisiera que observes que pese a todo esto, Jesús cuando clamaba a su Padre en oración le decía: “Abba*, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.”, Jesucristo estaba aceptando expresamente la voluntad de Dios sobre la de Él mismo.

Sabemos que el amor de Jesús por la humanidad lo obligó a atravesar por este momento de suma tristeza que el Señor afrontó con valor después de orar al Padre, recuerda que antes de exhalar su último aliento clamó de nuevo al Padre y dijo: “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23:46).

Pues bien, la enseñanza de Jesús es que aun en medio de las más grande de las tristezas, debemos de clamar a Dios. No importa que incluso seamos nosotros mismos los causantes de la tristeza en nuestro corazón, el Cristianos debe clamar a Dios en todo momento para afrontar los momentos tristes y salir victoriosos de la mano de Dios. Para todos los redimidos por Jesús nos esta reservado el gozo eterno, ¡pensemos en eso!: “Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.” Isaías 35:10)


espero que les hayga gustado
y andemos victoriosos y no nos desanimemos y levantemonos y no seamos devorados por el enemigo y
no le demos el gusto al enemigo por que esta como el leon rujiente queriendo atrapar a su presa...

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