¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Todos cometemos errores, el problema es que no todos los reconocemos. Una de las consecuencias de no reconocer y corregir nuestros errores es que tarde o temprano los volveremos a cometer. Debemos permitir que Dios escudriñe nuestro corazón y traiga luz a aquellas áreas de nuestras vidas que deben ser corregidas. Somos librados de errores cuando aprendemos de ellos y corregimos nuestra conducta.
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