Todos en algún momento de nuestra vida hemos sentido deseos de rendirnos en esta vida cristiana. Es hasta cierto punto normal que en momento determinado ya no queramos seguir corriendo esta carrera, y lo es por el hecho de que venimos de una vida distinta, dada a los deseos que gobernaban nuestra carne.
En mi vida he tenido más de algún momento en donde he querido rendirme, en donde he querido tirar la toalla o colgar los guantes, pero por más que tuviera la intención de hacerlo, siempre hubo una razón por la que no lo pude hacer, una sola razón que es suficiente como para luchar en esta vida.
Y es que EL SACRIFICIO QUE JESÚS HIZO POR MI, ES LA RAZON SUFICIENTE PARA SEGUIR LUCHANDO.
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