Confiar en Dios es un paso hacia la solución de cualquier problema, porque la confianza nos da acceso al amor de Dios y éste es una fuerza armonizadora lo suficientemente poderosa para sanar cualquier situación adversa.
El amor de Dios expresado por medio de nosotros ve más allá de las apariencias externas de limitación al bien innato en todas las personas.
El amor de Dios es compasivo, sin embargo, es positivo y fuerte. No resiste la rivalidad ni la contienda, sino que las disuelve. El amor de Dios transforma el resentimiento y la insatisfacción en aprecio y reemplaza la crítica con la alabanza.
No hay situación sin armonía que la comprensión del amor de Dios no pueda ser útil.
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