Las mujeres en la historia han sido catalogadas en un nivel inferior del que representa en realidad. La crianza en medio de una generación machista las ha relegado y mantenido en un bajo perfil. Cuantas veces se escuchó en el hogar frases en las que a las mujeres las ataban diciéndoles que no servían para nada o que están llenas de defectos y acciones reprochables. Y lo peor es que estas frases aniquiladoras no solo han salido de labios de hombres, también de aquellas que hacen parte de su mismo género. Parece absurdo, pero ha sido así.

Ha habido toda una parafernalia montada alrededor de este fin, mantener la autoestima de la mujer por el piso. Lo triste del asunto es que muchas féminas se han creído esta falsedad y llegan al punto de pensar que no son nadie en la vida o son indignas. Sentimientos de culpas amenazan constantemente sus conciencias y una “esclerosis múltiple espiritual” atrofia sus vidas dejándolas en una parálisis total y hasta donde ellas piensan, irreversible.
“soy una inútil, no sirvo para nada, no soy nadie, no vale la pena vivir, me quiero morir” son voces que retumban en su mente y la llevan al desespero y la depresión.
Ahora, partamos de una base. La mujer ha sido menospreciada en diferentes ámbitos pero es algo que hay que empezar a desmitificar. Cuando la mejor creación de Dios se apropia y mete estas creencias desatinadas en su corazón hay una muy seria calamidad. La mujer tiene que renovar sus pensamientos y salir de esta vil encrucijada.
En el libro de Josue, más exactamente en 2:1; 6: 17 – 25 encontramos las historia de Rahab. Una mujer que ejercía el oficio de la prostitución pero que en Hebreos 11 es denominada un ejemplo de fe. Aquí más de uno dirá: ¿QUE?!!!!!!!!!! ¿UNA PROSTITUTA? Y Si, una mujer ramera es nombrada en la Biblia como una mujer de fe. Ella hospedó a los espias que había enviado Israel a la tierra prometida. Pero… ¿Por qué lo hizo?
Ella no ayudó a los espías porque se parecían a George Clooney y Tom Cruise. Evidentemente Rahab era creyente en el Dios de Israel. Aunque no era de sangre israelita conocía al Unico Dios verdadero. Este conocimiento la llevó a apoyar la causa de Su Pueblo. Su fe en Dios hizo que ella actuara de esta forma, contribuyendo y siendo participe así del cumplimiento de las promesas del Señor. Además ella reconocía la Soberanía de Dios, como lo leemos en el versículo 11 del Capítulo 2: “Porque el Señor, el Dios vuestro, es Dios, lo mismo arriba en el cielo que abajo en la tierra.”
No tengo dudas de que Rahab, muy seguramente estaba en boca de los habitantes de Jericó. Hombres y mujeres de aquel lugar con apariencia de puritanos señalaban y condenaban a esta mujer. Hasta apodos tendría esta dama. Sus defectos y errores salían por doquier como muchos conejos salen del sombrero del mago. Me imagino que hasta su propia familia la catalogaban como la oveja negra de la familia. Pero mira el corazón de esta mujer, que les dijo a los espías:
Por eso yo os pido que me juréis aquí mismo, por el Señor, que trataréis bien a mi familia, de la misma manera que yo os he tratado bien a vosotros. Dadme una prueba de vuestra sinceridad y perdonad la vida a mi padre, a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo. ¡Salvadnos de la muerte! Josué 2: 12 – 13)
Rahab, a pesar de sus errores y faltas, un día reconoció que había un solo Dios y que ese Ser era Todopoderoso y sublime. Definitivamente ella tuvo un encuentro personal con su Hacedor y su vida fue transformada.
Mujer, así es Dios. Las voces que escuchas diciendo que eres poca cosa y que estas repleta de defectos no son más que distractores de la realidad tangible expuesta en las Escrituras. Hay una verdad, es Cristo. Y ese Cristo ha redimido tu vida y quiere formar en ti un concepto divino, en el que tú no eres una piltrafa, todo lo contrario, eres una piedra de gran valor. Defectos tenemos todos, pero las virtudes y el potencial que hay en ti es como un torrente de aguas impetuosas. Ese encuentro personal que tuvo Rahab y que giró el destino de la humanidad (porque por si no sabias, Rahab fue madre de Booz, quien fue bisabuelo del Rey David, por tanto es ascendiente de Jesucristo) pudo hacer de ella una mujer digna y recordada por generaciones. Un ejemplo a seguir e imitar por su fe.
En tu caso no es diferente, si Rahab pudo serlo, también tú puedes. Es más hay un factor determinante a tu favor: Tienes a Cristo en tu corazón y la Presencia viva y eficaz del Espíritu Santo de Dios. No escuches los zumbidos y gruñidos desagradables de aquellos que solo buscan resaltar tus defectos, escucha a la voz de un Padre lleno de amor hacia ti, que te dice HOY:
HIJA MÍA, TE AMO CON AMOR ETERNO Y SÉ QUE ERES CAPAZ DE MOVER MONTAÑAS CON TU FE. AUNQUE LA VIDA, LA SOCIEDAD Y EL ENEMIGO HAYAN QUERDIO BAJARTE DE TU SITIAL TE CONFIRMO EN TU CORAZON QUE HE CAMBIADO TU LAMENTO EN BAILE Y QUE ERES MÁS QUE VENCEDORA. NO ME IMPORTAN TUS DEFECTOS ME IMPORTAS TÚ. ERES PARA MI COMO PIEDRA PRECIOSA Y NADA NI NADIE DEBE AMINORAR TU VALOR. LEVANTA TUS MANOS CAIDAS Y TUS RODILLAS PARALIZADAS. ESFUERZATE Y COBRA ÁNIMO, NO TEMAS… NO TEMAS NI DESMAYES PORQUE ESTOY CONTIGO HASTA EL FIN DEL MUNDO. RECUERDA QUE NO TE HE DADO ESPÍRITU DE COBARDÍA, SINO DE PODER, DE AMOR Y DE DOMINIO PROPIO.NO TENGAS MIEDO Y AVANZA A UNA VIDA PLENA Y EN ABUNDANCIA PORQUE SOY TU DIOS, EL QUE VA CONTIGO. NO TE DEJARÉ NI TE DESAMPARARÉ.

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