La historia basada en hechos reales, inicia con la muerte del padre de Ariel, quien falleció, sin embargo, Ariel soporta la tormenta ayudado por su mamá y su novia Mariela, con la que se casa en mayo de 1999.
Fotógrafo de profesión Ariel, pronto su esposa aprendió a ser camarógrafa y ambos comenzaron a trabajar juntos, pero en una boda, el 11 de septiembre de 1999, cuando los dos estaban trabajando, Mariela, cayó al suelo sorpresivamente, la trasladaron al hospital y allí le diagnosticaron, que le había ocurrido un derrame cerebral, dos días después Mariela, abandonó este mundo, para estar en los brazos del Señor Jesús.
Ariel, padeció la soledad más cruda de su vida y pronto desarrolló un resentimiento en contra de Dios y volvió a visitar la tumba de su padre, para lamentar y revivir la muerte de su progenitor.
La depresión lo llevó a que Ariel se mantuviera encerrado en su cuarto durante 4 meses, pero la falta del amor de su esposa, causó dentro de Ariel, la decisión de quitarse la vida, aún a pesar que este hombre tenía 12 años de ser cristiano, pero cuando se iba a lanzar desde un puente Ariel, dice que escuchó la voz de Jesús, y de pronto se acordó una de las canciones de Jesús Adrián Romero: “y esperaré pacientemente, aunque la duda me atormente, yo no confío con la mente lo hago con el corazón, y esperaré en la tormenta, aunque tardare tu respuesta, yo confiaré en tu providencia, tú siempre tienes el control”.
Ariel, desistió y volvió a sentir esperanza de que algún día volvería a encontrarse con Mariela y su papá. “Los creyentes modernos manejan la fe como una afirmación mental, como una afirmación de credo, reflexiona Jesús A. Romero, pero enfatiza que la fe, no consiste en memorizar versículos bíblicos, sino en una relación cercana y personal con Dios, es la total confianza y absoluta en un Dios que nos ama que nos ayudará a salir de cualquier circunstancia o situación difícil y la tornará a nuestro favor”.
“El suicidio es un grave pecado equivalente al homicidio (Éxodo 20:13; 21:23), pero puede ser perdonado como cualquier otro pecado. Y la Escritura dice claramente que aquellos que han sido redimidos por Dios, han sido perdonados de todos sus pecados pasados, presentes y futuros (Colosenses 2:13-14). Pablo dice en Romanos 8:38-39 que nada puede separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús. Así que si un verdadero cristiano llegara a cometer suicidio en un momento de extrema debilidad, él o ella sería recibido en el cielo (Judas 24). Pero nosotros cuestionamos la fe de aquellos que toman sus vidas o aún lo consideran seriamente – puede muy bien ser que realmente nunca fueron salvos. Lo digo porque los hijos de Dios son definidos repetidamente en la Escritura como aquellos que tienen esperanza (Hechos 24:15; Romanos 5:2-5, 8:24; 2 Corintios 1:10, etc.) y propósito en la vida (Lucas 9:23-25; Romanos 8:28; Colosenses 1:29). Y aquellos que piensan cometer suicidio, lo hacen porque no tienen ni esperanza ni propósito en sus vidas. Más aún, alguien que repetidamente considere el suicidio está practicando pecado en su corazón (Proverbios 23:7a), y 1 Juan 3:9 dice que “Todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado.” Y finalmente, el suicidio es con frecuencia la última evidencia de un corazón que rechaza el señorío de Jesucristo, porque es un acto en el que el pecador está tomando su vida en sus propias manos, que es totalmente lo opuesto a someterse a la voluntad de Dios. Seguramente muchos de aquellos que han tomado sus vidas escucharán aquellas terribles palabras del Señor Jesús en el juicio – “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:23). Así que aunque es posible que un verdadero creyente cometa suicidio, creemos que es un suceso inusual. Alguien que considera suicidarse debe ser desafiado sobre todo a examinarse a sí mismo para ver si realmente está en la fe (2 Corintios 13:5).”
En nuestro mundo actual hay muchas perspectivas acerca de las razones y la realidad del suicidio. Que nuestro pensar se base en la escritura.
¿Estoy solo? Pero está claro que habrá algunos de nosotros que como verdaderos cristianos creyentes, salvados por Dios, podamos hacer una rápida y equivocada decisión de tomar nuestra vida. Y enfrentémoslo; todos nosotros hemos luchado con la depresión en uno u otro momento. No te sientas como si fueras el único, o como si estuvieras solo cuando eres vencido por la depresión o la confusión. Muchos grandes santos de la Biblia se sintieron de la misma forma:
1 Moisés Hubo muchas veces cuando Moisés sintió que era demasiado débil, demasiado incapaz, demasiado inadecuado para vivir la vida a la que Dios lo había llamado a vivir como líder de los israelitas. Miren lo que él dijo:
Números 11:14-15 “Yo solo no puedo llevar a todo este pueblo, porque es mucha carga para mí.Y si así me vas a tratar, te ruego que me mates si he hallado gracia ante tus ojos, y no me permitas ver mi desventura.”
¿Alguna vez te has sentido así, como que no puedes dar el ancho? Bueno, Moisés fue capaz de superarlo al continuar con su tarea, aún cuando sintió como si ya no pudiera hacer más. Él confió fielmente en Dios para suplir los espacios vacíos en su fuerza, ¡y esto funcionó a través de los tiempos difíciles!
2 Elías Extenuado, agotado y sintiéndose como si nada de lo que hiciera importara realmente o hiciera alguna diferencia, Elías también sintió que había llegado al final de la cuerda.
1 Reyes 19:4-5 “El anduvo por el desierto un día de camino, y vino y se sentó bajo un enebro; pidió morirse y dijo: Basta ya, SEÑOR, toma mi vida porque yo no soy mejor que mis padres. Y acostándose bajo el enebro, se durmió.”
Pero Dios le habló a Elías, y le recordó que él no estaba solo, y que sus triunfos y luchas no habían sido ignorados por Dios. La vida de Elías era importante para Dios y verdaderamente hizo una diferencia en la nación de Israel, aún cuando él no siempre pudo haberlo sentido de esa manera.
3 Job ¿Quién ha sufrido alguna vez como este hombre de tiempos antiguos? Bajo un ataque espiritual por todos lados, él perdió todo, su familia, su riqueza y aún su salud. Él se aferró a su amor por Dios, pero llegó a alcanzar críticas bajas emocionales y se sintió como si estuviera muriendo.
Job 6:11-13 “¿Cuál es mi fuerza, para que yo espere, y cuál es mi fin, para que yo resista? ¿Es mi fuerza la fuerza de las piedras, o es mi carne de bronce? ¿Es que mi ayuda no está dentro de mí, y está alejado de mí todo auxilio?”
Pero Job encontró la fuerza para perseverar, en gran parte debido a que continúo en un diálogo abierto con Dios, orando y hablando a Dios a través de cada etapa de su jornada, permitiendo que Dios le hablara a través de la oración y tribulación. En vez de alejarse de Dios en esos momentos, él buscó a Dios con más empeño.
4 Jonás Desobediente y rebelde, Jonás fue a menudo reacio a lo que Dios lo había llamado a hacer. Aún cuando desertaba en su servicio a Dios, con frecuencia estaba infeliz con los resultados. De cualquier forma, ¡Jonás era un supremo quejumbroso! Su jornada emocional también fue turbulenta:
Jonás 4:8 “Y sucedió que al salir el sol, dispuso Dios un sofocante viento solano, y el sol hirió la cabeza de Jonás y él desfallecía, y deseaba con toda su alma morir, diciendo: Mejor me es la muerte que la vida.”
A menudo Dios tuvo que reprender a Jonás y recordarle que su vida no le fue dada para servirse a él mismo, sino para servir a Dios. Nosotros también tenemos que recordar que no estamos aquí para glorificarnos a nosotros mismos, sino para Glorificar a Dios. Cuando nos re-enfocamos en nuestro verdadero propósito, ¡podemos comenzar a evaluar nuestras vidas desde su perspectiva y desarrollar una cosmovisión bíblica!
Así que ¿qué nos enseña todo esto? ¿Pero qué sucede con mi amigo que luchó en su fe y cometió suicidio? ¿La gente que comete suicidio sigue siendo salva, o este pecado es imperdonable? A fin de responder a esta pregunta, para comenzar, quiero que recuerden que nunca estarán justificados delante de Dios por su propio poder. Tu aptitud para reunirte con Dios en el cielo, no tiene nada que ver con ninguna cosa que hayas hecho por Dios. Tú nunca GANASTE tu salvación. Ésta es un regalo GRATIS de Dios. Tú fuiste justificado a los ojos de Dios, el día que aceptaste a Jesús como tu Señor y Salvador. Jesús pagó el precio por todos tus pecados y tu ahora revelas su justicia a los ojos de Dios. Recuerda que ¡Jesús murió por tus pecados pasados, tus pecados presentes y tus pecados futuros! ¿Por qué es importante? Bueno, todos nosotros estaremos de acuerdo en que un convicto de asesinato aún puede llegar a ser salvo. Todo lo que tiene que hacer es verdadera y honestamente aceptar a Jesús como Señor, pedirle perdón por su pecado, y rendir su vida a Dios. Sin embargo, a muchos de nosotros nos preocupa, porque reconocemos que el asesinato es un auto-homicidio. En esencia, la persona que comete suicidio es un homicida y no tiene oportunidad de pedir perdón a Dios después de que ha cometido el homicidio. Pero si esa persona es un cristiano salvo antes del suicidio, pero en un momento de ira, o depresión o confusión comete este pecado ¿no lo descalifica eso de inmediato como un cristiano? ¿Es su último pecado tan grande como para que haya perdido su salvación? No, ¡no lo es! Recuerden que Jesús también murió por todos sus pecados futuros. Hay muy altas posibilidades de que ustedes y yo muramos sin pedirle perdón a Dios por cada pecado que hayamos cometido, y aún así seremos salvos. ¿Qué sucede si estoy conduciendo por la carretera y me enredo en una discusión con mi amigo que está de pasajero en el carro y en un momento de terrible enojo en el que yo estuviera gritándole a mi amigo, me distraigo y me estrello contra un árbol y ambos morimos? ¿Perdería mi salvación como resultado de este último acto pecaminoso? No, aún soy salvo, aunque haya muerto como resultado a mi propio pecado. Si tu eres salvo, tu eres salvo. Dios nos recuerda esto todo el tiempo en la Escritura. Podemos estar seguros de que no perderemos nuestra salvación:
Juan 5:24 “En verdad, en verdad os digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.”
Juan 10:27-29 “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre.”
1 Juan 5:11-14 “Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.”
¿Pero cómo haremos frente a los tiempos difíciles que con certeza enfrentaremos? Haz tu mejor esfuerzo para entregarle a Dios tu vida de las siguientes maneras:
1 Vive tu vida como un cristiano salvo Lee Juan 1:12; 3:3; 16-18, 36; y Romanos 10:9-13. Ninguna persona estará preparada para enfrentar la vida hasta que tenga la vida de Cristo. Ninguno está listo para convivir con los hijos de Adán hasta que se haya convertido en un hijo de Dios. No está listo para enfrentar al diablo, hasta que haya renunciado al diablo y entrado a la familia de Dios. No está listo para enfrentar al mundo, hasta que esté seguro del cielo. Muy simple, ‘Tú debes nacer de nuevo” No hay sustituto para eso. El nacer de nuevo hará más para cambiar tu vida y darte una nueva visión de la vida, de lo que podrías lograr con cientos o miles de cosas que tu pudieras hacer. Una vez que un pecador ha sido salvado, él se convierte en una nueva criatura. La vida es diferente.
2 Acepta la vida como un regalo de Dios La vida está en las manos de Dios. Dios da la vida y Dios la quita (Job 1:21). Dios tiene contados nuestros días y enviará por nosotros en su tiempo. La terrible tragedia del suicida es que tratamos de controlar el tiempo y manera de nuestra muerte, cuando ¡solo es Dios quien debe hacerlo!
3 Sométete a la soberana voluntad de Dios Recuerda que Pablo escribió estas palabras por una razón:
Romanos 8:28 “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito.”
Nota quienes califican para esta promesa: aquellos que aman a Dios. Dios está llevando a cabo Su propósito en tu vida. No te desesperes con la vida. Dios está trabajando con Su propósito en ti, para tu propio bien y gloria Suya.
4 Busca la voluntad de Dios en tu vida La perfecta voluntad de Dios te traerá el mayor grado posible de felicidad y contentamiento. Ningún hombre está preparado para vivir la vida como debe vivirla, hasta que es salvo y vive en la perfecta voluntad de Dios. La perfecta voluntad de Dios incluye muchas cosas que son verdad para todos nosotros (bautismo, grupo de jóvenes, oración, estudios Bíblicos, testimonios, ofrendas, etc.) Pero Dios también tiene un plan especial solo para ti. No descanses hasta que encuentres la voluntad de Dios para tu vida.
5 No ignores la depresión Enfréntala. ¡Confiésasela a Dios! Pide al Señor que te ayude. Solo el Señor puede ayudarte, pero su ayuda es suficiente. Fortalécete a ti mismo en el Señor, así como David lo hizo a menudo en momentos de frustración, cuando estaba tentado a deprimirse (1 Samuel 30:6).
Habla con otros sobre tu situación. ¡Pide ayuda buscando amigos piadosos con quienes puedas compartir tu conflicto! Y luego, hazte el hábito de decirles a otros las cosas que Dios ha realizado en tu vida. ¿Ha hecho Dios algo por ti, o contigo, o a través de ti? Díselo a otros. Quedarás sorprendido de lo que esto hará por tu depresión. Cuando aprendamos a quitar nuestros ojos de nosotros mismos y ponerlos en Cristo, entonces nuestra depresión se alejará. Cuando consideremos a los demás y sus necesidades, nuestra auto-compasión se desvanecerá. Sobre todo, sabe que no estás solo, y que eres amado. Mientras tanto, tú eres la obra del Gran Artesano del universo. ¡Y Dios no crea basura! Tú eres importante. Tú importas. Estás aquí por una razón.