“Dios
es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las
tribulaciones. Por tanto no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y
se traspasen los montes al corazón del mar Aunque bramen y se turben sus
aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza” (Sal 46:1-3)
Este
salmo fue escrito en la época del rey Ezequías cuando Jerusalem estaba
siendo sitiada y atacada por las tropas asirias del rey Senaquireb. Dios
le dio esta promesa: “Por el camino que vino, volverá, y no entrará en
esta ciudad dice Yahvé, yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por
amor de mi mismo y por amor de David mi siervo. Y salió el ángel de
Yahvé y mató a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los
asirios y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era
cuerpo de muertos”.(Isaías 37:34-36). En este pasaje se resalta el
amparo, protección y fortaleza de Dios en la protección de Su pueblo.
Ellos estaban literalmente aniquilados frente al poderío del enemigo que
era mucho mayor. Más Dios les protegió y rescató.
Esta salmo fue el que
fortaleció la fe de Lutero en vísperas de la dieta de Worms cuando fue a
presentarse frente al emperador Carlos V, para que se “retractara de
sus enseñanzas” y que le inspiraría a escribir el himno de bandera de la
Reforma: “ Castillo fuerte es nuestro Dios”. Las enseñanzas de la
Reforma no eran de Lutero, sino la restauración de exposición fiel de la
Palabra de Dios, con amplio respaldo de la enseñanza de la antigua
Iglesia y los Padres. Lutero sentía que sus fuerzas flaqueaban ante el
poderío del Emperador. Más Dios le fortaleció en ese momento tan crucial
de su vida, Lutero expuso el fundamento la Sagrada Escritura. El dijo
delante del emperador: “Frente a la postura de los concilios y de los
papas, que muchas veces se contradicen , a que menos que se me convenza
por la Escritura de que lo que estoy enseñando es un error, no me
retractaré de lo que había escrito”. “Mi conciencia está cautiva por la
Palabra de Dios”. Desde ese momento la Palabra de Dios fue honrada y
puesta en el lugar, la iglesia cristiana dio un vuelco en su renovación y
la salvación por la fe en Cristo Jesús fue puesta de nuevo en el centro
de la vida cristiana, en contraste con la venta y compra de
indulgencias y la salvación por obras humanas. Más tarde el mismo Lutero
escribiría: “ En el año 1518 el Dr. Staupiz en Augsburgo me liberó de
la orden de los agustinos y me dejó solo con Dios. En el año 1519, me
excomulgó el papa León X de su iglesia. Y de ese modo fui apartado por
segunda vez de la orden. En el año 1521 el emperador Carlos V me expulsó
de su reino. Y así fui marginado por tercera vez, pero el Señor
Jesucristo me acogió en su seno”. Esta confianza en Cristo Jesús le
haría caminar en medio de tumultos de persecución, exclusión y de
conflictos a llevar adelante lo que como hombre no podía hacer. Dios
hizo frente a los poderes de este mundo que la Iglesia se renovara por
Su Palabra Santa.
Este salmo nos enseña también a
nosotros en el día de hoy que Dios es “nuestro castillo y refugio,
nuestro auxilio en tiempo de tribulación”. Dios nos sostiene por Su
Palabra. Esa Palabra es “poder de Dios para todo aquel que cree. Porque
en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como
está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”. (Romanos 1:16ª, 17)
¡Cristo es nuestra justicia y
fortaleza! . Que El nos sostenga en la verdadera fe. Amén.
“Nuestro valor es nada aquí, con él todo
es perdido “Dios
es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las
tribulaciones. Por tanto no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y
se traspasen los montes al corazón del mar Aunque bramen y se turben sus
aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza” (Sal 46:1-3)
Este
salmo fue escrito en la época del rey Ezequías cuando Jerusalem estaba
siendo sitiada y atacada por las tropas asirias del rey Senaquireb. Dios
le dio esta promesa: “Por el camino que vino, volverá, y no entrará en
esta ciudad dice Yahvé, yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por
amor de mi mismo y por amor de David mi siervo. Y salió el ángel de
Yahvé y mató a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los
asirios y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era
cuerpo de muertos”.(Isaías 37:34-36). En este pasaje se resalta el
amparo, protección y fortaleza de Dios en la protección de Su pueblo.
Ellos estaban literalmente aniquilados frente al poderío del enemigo que
era mucho mayor. Más Dios les protegió y rescató.
Esta salmo fue el que
fortaleció la fe de Lutero en vísperas de la dieta de Worms cuando fue a
presentarse frente al emperador Carlos V, para que se “retractara de
sus enseñanzas” y que le inspiraría a escribir el himno de bandera de la
Reforma: “ Castillo fuerte es nuestro Dios”. Las enseñanzas de la
Reforma no eran de Lutero, sino la restauración de exposición fiel de la
Palabra de Dios, con amplio respaldo de la enseñanza de la antigua
Iglesia y los Padres. Lutero sentía que sus fuerzas flaqueaban ante el
poderío del Emperador. Más Dios le fortaleció en ese momento tan crucial
de su vida, Lutero expuso el fundamento la Sagrada Escritura. El dijo
delante del emperador: “Frente a la postura de los concilios y de los
papas, que muchas veces se contradicen , a que menos que se me convenza
por la Escritura de que lo que estoy enseñando es un error, no me
retractaré de lo que había escrito”. “Mi conciencia está cautiva por la
Palabra de Dios”. Desde ese momento la Palabra de Dios fue honrada y
puesta en el lugar, la iglesia cristiana dio un vuelco en su renovación y
la salvación por la fe en Cristo Jesús fue puesta de nuevo en el centro
de la vida cristiana, en contraste con la venta y compra de
indulgencias y la salvación por obras humanas. Más tarde el mismo Lutero
escribiría: “ En el año 1518 el Dr. Staupiz en Augsburgo me liberó de
la orden de los agustinos y me dejó solo con Dios. En el año 1519, me
excomulgó el papa León X de su iglesia. Y de ese modo fui apartado por
segunda vez de la orden. En el año 1521 el emperador Carlos V me expulsó
de su reino. Y así fui marginado por tercera vez, pero el Señor
Jesucristo me acogió en su seno”. Esta confianza en Cristo Jesús le
haría caminar en medio de tumultos de persecución, exclusión y de
conflictos a llevar adelante lo que como hombre no podía hacer. Dios
hizo frente a los poderes de este mundo que la Iglesia se renovara por
Su Palabra Santa.
Este salmo nos enseña también a
nosotros en el día de hoy que Dios es “nuestro castillo y refugio,
nuestro auxilio en tiempo de tribulación”. Dios nos sostiene por Su
Palabra. Esa Palabra es “poder de Dios para todo aquel que cree. Porque
en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como
está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”. (Romanos 1:16ª, 17)
¡Cristo es nuestra justicia y
fortaleza! . Que El nos sostenga en la verdadera fe. Amén.
“Nuestro valor es nada aquí, con él todo
es perdido
Mas
por nosotros pugnará de Dios el escogido.
¿Sabeís quién es? Jesús, el que venció
el la cruz,Señor de Sabaot (ejercitos). Y pues él solo es Dios, El
triunfa en la batalla”
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