Pedro describió la diferencia entre la hermosura que agrada al

mundo y la que agrada a Dios:

“Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de

adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del

corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y

apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque

así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas

mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos.”

(1 Pedro 3: 3-5.)

“Engañosa es

la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa

será alabada.” (Prov.31:30.)

El profeta Isaías había dicho de él:

“Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra

seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas

sin atractivo para que le deseemos.” (Isa. 53:2.)

Jesús mismo no trató de hacerse agradable a los ojos de los

hombres. Dijo que no tratáramos de ser vistos de los hombres, para

ser alabados por ellos, porque entonces no recibiremos una recompensa

de parte de Dios. Jesús observó que los que quieren impresionar

a los hombres “ya tienen su recompensa”.

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Comentario

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Comentario de Dgo Roberto Treca B. el mayo 24, 2010 a las 3:22pm
siii es lo que Dios kere de nuestra Vida... ser pekeño para que el señor no aga Grande,,,,
saludos Hna... bendicioness...




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