1
Hechos 3; 1: "Un día subían Pedro y Juan al templo a las tres de la tarde, que es la hora de la oración. Junto a la puerta llamada Hermosa había un hombre lisiado de nacimiento, al que todos los días dejaban allí para que pidiera limosna a los que entraban en el templo. Cuando éste vio que Pedro y Juan estaban por entrar, les pidió limosna. Pedro, con Juan, mirándolo fijamente, le dijo: -- ¡Míranos!
El hombre fijó en ellos la mirada, esperando recibir algo."
Pedro y Juan fueron al templo a la hora de la oración. Cuando Dios va a hacer algo, será a través de la oración. Una de las cosas más maravillosas es aprender a orar.
Orar puede ser algo espectacular y a su vez muy frustrante, porque uno puede orar toda la vida y a su vez no ver respuestas.
Los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar porque cuando Jesús oraba las cosas sucedían.
Hay personas que creen que para que la oración sea eficaz tienen que juntar gente que ore por ellas; otros piensan que orar es decir lo que uno siente; pero Dios no se mueve por emoción, si Dios se moviera por dolor los hospitales estarían vacíos.
Tenemos que pedirle a Dios hasta las cosas más obvias porque Dios estableció un pacto con el hombre, y
Dios no interviene si el hombre no lo autoriza. Cuando yo oro le doy autorización a Dios para que intervenga en mis asuntos.
Cosas que tenemos que tener en cuenta para que nuestro nivel de oración se eleve.
Hay dos tipos de oración, la primera es cuando ordeno y Dios interviene. Y la segunda es cuando yo le hablo a Dios.
Cuando Jesús iba en el barco y la tormenta se levantó, Jesús le habló a la tormenta.
Tenés que hablarle al problema, a la enfermedad.
2
Cuando Pedro y Juan vieron al paralítico tirado en la puerta, le ordenaron al paralítico que se levante.
Orar es ejercer autoridad.
La segunda manera de orar es hablando con Dios. Cuando ores preguntale a Dios si quiere decirte algo y quedate en silencio.
A muchos nos pasó que hablamos algo que no sabíamos que teníamos dentro, esas cosas nos las da Dios.
Este hombre estaba en la puerta del templo.
Hay personas que son mendigos, pero hay otras que son hijos. Hay diferencia entre vivir como un mendigo espiritual o un hijo espiritual. Hay tres características que tienen cada uno.
Los mendigos vivían en la puerta del templo. Todos los mendigos de la Biblia estaban al costado del camino. El mendigo representa a la gente que 'casi' logra algo.
Los hijos de Dios no estamos en la entrada, estamos dentro. Los hijos tenemos acceso a la casa de Papá.
Si soy bendecido, los demás serán bendecidos. Cuando uno cae, la familia cae; y cuando uno sube, la familia sube.
Tenés que pensar en vos, hacé todo lo que te llene de energía. Tenés que invertir en vos y esto no es egoísmo.
Pedro y Juan le dijeron al mendigo, 'lo que tengo te doy, levantate'. Uno da lo que tiene, no podemos dar lo que no tenemos.
Los mendigos tienen llagas, los hijos somos sanos.
Los mendigos están heridos.
Los hijos podemos liberar a la gente de nosotros mismo. La gente no te pertenece, dejá que la gente haga lo que quiera. No necesitamos cambiar a nadie.
Dice que había un rey que se lastimaba los pies porque no tenía zapatos, entonces puso un edicto para que todos los pueblos maten vacas y hagan una alfombra para que él no volviera a lastimarse los pies.
Pero una persona le dijo que sería mejor que él matase a una vaca y se hiciera sus zapatos.
¿No es mejor que cambies vos en vez de esperar que el mundo esté a tu disposición?
Las únicas palabras inspiradas para los hijos son las de Dios. No inspires las palabras de los demás.
Cuando Goliat quiso matar a David, David tomó su espada y lo decapitó. Todas las armas que se levantaron para destruirte terminarán en tu mano y vencerás a tu enemigo.
Peleá tu batalla con autoridad, porque cuando la venzas no será sólo para vos, sino también para tus hijos y los hijos de tus hijos.
Los mendigos viven de migajas, pero los hijos de abundancia.
Dios te hizo para cosas grandes, no permitas que nadie te rebaje: Sos hijo del Rey. No somos dueños del mundo, pero somos hijos del dueño. Y si somos hijos somos herederos.
3
Pedro y Juan caminaban juntos, Juan era tranquilo y Pedro opuesto. Eso me enseña que Dios te va a conectar con gente distinta a vos pero con la misma unción y la misma fe.
Pedro y Juan se acercaron al paralítico y le dijeron "míranos", porque todos los grandes logros serán en equipos de fe.
Dios te va a conectar con gente que te llevará a otro nivel de victoria.
Pedro y Juan lo tomaron de la mano, y lo levantaron. Dice que cuando se levantó sintió fuerzas en sus piernas, y cuando vio que podía pararse celebró. Este hombre cuando entró al templo, caminó y adoró.
Preparate para empezar a caminar y adorar, porque no habrá mendigos en el pueblo de Dios, sino que habrá hijos a los que todo lo que hagamos nos saldrá bien
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