Recordemos que Abraham y Sara no tenían hijo, pero tenían una promesa de Dios. Pasaron décadas, pero al final y contra toda posibilidad humana Dios hizo un milagro y nació Isaac, por encima de grandes dificultades como la edad y la esterilidad de Sara. Sin embargo, cuando Dios les prometió un hijo, Sara no creyó al principio, fue en este momento cuando Dios dijo:
“¿Hay para Dios alguna cosa difícil?”…
(Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria)
"Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle. Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol”, Mr. 16:1-2.
Consideremos ahora algunos fundamentos vitales para experimentar en nuestra vida diaria esta verdad: Todo es posible para Dios.
1. Es necesario buscar a Dios. El texto bíblico de hoy nos enseña que estas mujeres que seguían a Jesús, no dejaron de hacerlo aunque ya había muerto. Buscar a Dios, implica una decisión de acción (“fueron al sepulcro”), hablamos pues de ir más allá de buenas intenciones.
Es curioso, pero esto implica inversión. (“compraron especias aromáticas”, hablamos entonces de invertir tiempo, fuerzas, dar conforme a la Escritura). También implica diligencia, pues fueron “muy de mañana”. Nuestro devocional diario, ese rato diario con Dios es fundamental. La oración es una expresión de mi dependencia de Dios.
La comunión con Dios es vital.
2. Confía en la bondad de Dios. Esta verdad “Todo es posible para Dios”, requiere creer en él, hacer mi parte y perseverar. La perseverancia es una acción manifiesta de nuestra fe. Era “el primer día de la semana”, de una nueva semana, la anterior había sido muy difícil para todos, pero Dios en ese nuevo tiempo manifestaría su gloria. Por eso, persevera, nuestras dificultades son temporales, son tiempos de edificación y crecimiento, son etapas de nuestra vida que Dios sella o culmina con un milagro o bendición.
3. Es necesario vencer los obstáculos. “Pero decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?”, Mr. 16:3. Por ejemplo la incredulidad, es un obstáculo a superar. Ellas no confiaron en la promesa de su resurrección o se olvidaron, también ellas habían visto a Jesús resucitar a la hija de Jairo, a Lázaro y al hijo de la viuda de Naín. Preguntaron ¿Quién removerá la piedra?. Las grandes piedras sólo Dios las puede mover, y sólo la incredulidad lo puede detener. Recordemos que en Nazaret Jesús no pudo allí hacer milagros por la incredulidad de ellos.
También podemos considerar aquí, aquellas cosas o personas que nos separan de Cristo. En este caso era una inmensa piedra (el vrs. 4 nos dice que “la piedra era muy grande”), además en algún momento seguramente pensaron en los soldados romanos.
La piedra fue puesta por los romanos, pero impulsada por los fariseos (de manera que eran varios los obstáculos: la piedra, los soldados romanos, los fariseos, etc). Al no tener a su Maestro con ellas seguramente también luchaban con algunos temores, como el futuro, las nuevas circunstancias, comenzar de nuevo o intentarlo otra vez, etc. Pero recuerda Dios está contigo,
eres un elegido(a) por Dios.
En estas circunstancias aparece también el desánimo. Fueron las mujeres quienes buscaron a Jesús, los discípulos no, porque estaban desanimados, y habían vuelto a pescar. Además debían enfrentar a los enemigos de Cristo: el Imperio Romano, los líderes religiosos, los judíos que no creyeron en él, entre otros. Pero, sólo tres días después de morir Cristo se levanta de los muertos, conquistando la más grande victoria.
Reflexión final: Para Dios todo es posible. En medio de las más grande dificultades, ante los mayores obstáculos, ante los más grandes enemigos, ten presente siempre “no hay nada difícil para Dios”, él es Dios Todopoderoso y tiene todo bajo su control. Adelante, Dios no te desamparará.
Te invitamos a leer:
¡Tienes que ser miembro de Amigos Cristianos para agregar comentarios!
Únete a Amigos Cristianos