Comentario
FE NO ES EXPERIENCIA
Como ya sabemos, la fe es una semilla que Dios sembró en cada uno de nosotros a la cual hay que hacer producir si queremos ver la cosecha. ¿Y cómo hago para que produzca? Activándola.
Tenemos que activar la Fe.
Cuando declaro fe, esa semilla comienza a germinar, y una vez que comience a crecer podré obtener mi cosecha.
Lo que hacemos es simplemente soltar una palabra, activarla y ver el resultado final que es la cosecha.
Así funciona la fe, yo la hablo y ella comienza a producir.
Activá fe.
Muchas personas confunden la fe, creyendo que fe es experiencia.
Pero no es así. La fe es un principio, un regalo de Dios y no una experiencia con Dios.
A menudo las personas dicen: “Lo que veo, huelo, siento y toco, eso creo”, “el dolor no lo veo pero lo siento”, “esta es la verdad porque yo lo vi con mis propios ojos, lo olí, lo palpé”. Esta gente
no se está moviendo con fe, sino que lo está haciendo en el nivel de los sentidos.
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Cree solamente, dijo Jesús.
Y la fe no se mueve en este plano. Una cosa es que Dios nos de una experiencia con Él y otra cosa muy distinta es que nos enseñe fe.
Por eso, sepamos que es imposible experimentar fe.
A la fe la activo, la uso, la gasto pero nunca la experimento.
Si yo digo: “Yo siento una fe enorme”, esto es erróneo. No es que estás sintiendo fe, sino que una palabra determinada te motivó, te emocionó, y hasta te despertó. Y esto es bueno, pero no siempre
alcanza, porque la emoción como llegó también se irá. Y no es la emoción la que nos acompaña y saca de nuestras peores situaciones, sino la fe.
Soltar una palabra que cambie lo que estoy atravesando es lo que me pone en pie nuevamente.
La fe es el recurso con el que cuento para persistir donde otros abandonan. Mis emociones podrán variar pero no mi fe.
Sepamos que es imposible experimentar fe.
Si no experimento la fe, ¿qué se experimenta entonces? A Dios, como antes dijimos. Experimentamos la persona de Dios. La fe me permite experimentar a Dios. Pablo dice que para acercarse a Dios, tenemos que creer que hay Dios. Y eso hacemos cada vez que nos disponemos a estar con Él.
Dios te ha dado fe, nadie puede decir que no tiene fe, por eso, cuanto más la actives, más fe descubrirás. En Dios, todo se mueve por fe, todo fue hecho por una palabra de fe.
Si sabemos que Dios se mueve por fe, ¿escuchará Dios mi llanto?
¡No! ¿Escuchará Dios mi problema? ¡No! Entonces, ¿qué va a escuchar Dios? ¿Qué necesito a la hora de declarar?
Fe.
Mi espíritu antes de orar, antes de declarar necesita fe y no necesariamente
tengo que experimentar algo con mi oración.
Cuando soltás fe, Dios te dice qué tenés que hacer. ¿Sabías que tu oración no empieza ni tampoco termina? Todo el tiempo está mezclada con la acción. Es decir, orás y accionás, accionás y orás.
Todo lo que aprendamos de parte de Dios, lo usaremos mediante
la fe. Nosotros no nos moveremos por lo que nos parece o nos dicen u opinamos o sentimos o porque hoy nos levantamos
con ganas o sin ellas, ¡no!
Funcionaremos en y por la fe.
Cree solamente, dijo Jesús.
No permitas que tu fe se vuelva conocimiento. Creé, renová tu fe, practicá tu fe, aplicá tu fe.
Tu Fe es para agradar a Dios y está creciendo, y pronto tendrás momentos de Fe gloriosos, oportunidades grandes, sobrenaturales.
Disfrutarás los resultados, la cosecha de tu fe.
Creé solamente, la fe es la certeza de que lo verás hecho.
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