Ante Situaciones Adversas
Cada día como seres humanos nos vemos enfrentado a diferentes situaciones que calan profundamente en nuestras vidas. Encendemos la televisión, y las – tragedias – toman el rol protagónico de la parrilla programática en los noticieros. Nos acercamos a la hora de oración por las peticiones en nuestra congregación y pareciera que Dios responde una petición y rápidamente aparecen tres o cuatro más, cual de todas de mayor magnitud. Establecemos un diálogo con una amiga o amigo cercano, y nos relata la experiencia del problema por el cual está atravesando un conocido. Compartimos con algunos familiares, y la situación no es distinta. Días en que nos preguntamos: ¿Qué más vendrá después de esto?
Y es que cada día, nos encontramos en ocasiones enque por más que quisiéramos colocarnos en el lugar del otro creyendo en la frase: “no sabes cuánto te entiendo”, solo se convierte en una buena intención, ya que por más que hayas enfrentado una situación similar, por más que hayan idénticas características en los hechos, lo cierto es que se debe estar en el lugar y en los zapatos del otro para asumir el cómo la vivencia, lo que significa el vivir la adversidad como el otro la está viviendo, y lograr sentir lo que el otro está sintiendo: ocasiones en las que las palabras sobran…
Es que si bien somos capaces de colocarnos en el lugar del otro, aún con esa capacidad, no podremos vivenciar de la forma en que el otro atraviesa ese sendero, y más que cualquiera otra petición la tarea pareciera girar en acompañar, motivar, animar, alentar, empatizar, comprender… estar ahí; puesto que cualquier otra cosa, no dimensionarías lo significativo que es el extender un abrazo, una sonrisa, expresar en el silencio: Estoy contigo, no te dejaré, cualquier cosa estoy aquí, cuenta conmigo.
Es así, como a pesar de las inclemencias del tiempo o lo difícil de las circunstancias, no es lo que nos suceda, sino lo que suceda en nosotros; no es el tamaño del problema, sino como manejamos el problema… tener la fuerza en Dios de que ante cualquier adversidad, tenemos que levantarnos, decidirnos a superar la experiencia y la situación que afrontamos. Confiar en la mano y en el corazón de Dios, pues Sí que Él sabe colocarse en nuestro lugar, cualquiera sea el día, la hora, el mes del año, Él estará ahí comprendiéndonos como nadie más lo podría hacer.
Me permito aludir a una expresión que el Pastor de mi congregación siempre nos resalta:
- No nos movemos por lo que vemos, sino que nos movemos por lo que creemos – y en este sentido tenemos el ejemplo de David, quién no vio cuán grande era el gigante, sino que confío en cuán grande era al Dios que servía y en el que creía.
Sea cual sea la dificultad por la que te encuentres atravesando el día de hoy, ten presente que ante todo y pese a todo, Dios está por sobre-toda circunstancia, y como diría una alabanza, Él es quién tiene la última palabra.
Ante situaciones adversas, cuanto daríamos porque personas se colocaran en nuestro lugar… no obstante cuando tú seas quién deba colocarse en el lugar de otro, ten presente que más que invadir con mil palabras, mil escritos, expresar:
“amigo/a puedes contar conmigo. Mis oraciones están extendidas, y aunque no sepa que, como y cuando entregar todos los buenos deseos, prefiero mediante la oración pedir a Dios por tu vida y al de tu familia... hoy solo sé que pese a todo, ante todo, Dios seguirá siendo Dios…”
Que te sea de Bendición esta Palabra ,
Past: y Siervo del SEÑOR . Facundo Alejandro Peña . D.t.b
Comentario
Gracias Facundo por tus reflexiones que son de tomar en cuenta tanto para los que damos consejo a otros para salir de sus problemas como para mi cuando estoy en ello, pero gracias a Dios que el siempre esta ahí viéndonos y no permitiendo que suframos mas de lo que podemos soportar.
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