Depresión, Por Qué Yo?

[Miguel Atencia]

Hoy conversaba con una persona que estimo mucho y compartíamos un poco de lo que habíamos vivido los últimos meses, llegando ambos a un punto en donde vivimos momentos similares y por eso quiero hablar de uno de los males que está afectando a la gran mayoría de los seres humanos, y del cual ya no se escapan ni los niños, la Depresión.

Como cristiano, quise encontrar algo que bíblicamente me diera luces sobre el asunto, porque había escuchado a algunos pastores y predicadores hablar de la depresión como un “demonio”, y eso me tenia un poco intranquilo.

Buscando, me encontré con un pasaje bíblico que me llamó mucho la atención, porque el protagonista es nada mas y nada menos que uno de los hombres mas usados por Dios en el antiguo testamento y que casualmente después de que Dios lo usara poderosamente, entra en un estado de terrible depresión, que no creo que haya habido demonios por allí cerca. No podemos “demoniomizar” todo.

“Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado.
Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.” 1 Reyes 19: 3-4
Es increíble como Elias, un hombre que para el mundo de hoy de hoy sería “exitoso”, después de haber obtenido muchas victorias de parte de Dios, multiplicó el aceite y la harina de la viuda de Sarepta, resucitó al hijo de la sunamita, avergonzó a los profetas de baal, y otros muchos milagros mas, después de esto, pide a Dios que le quite la vida, porque se siente solo. A eso yo lo llamo depresión.

Hasta la persona mas espiritual, puede llegar a caer en depresión, pero hay una esperanza para nosotros como la hubo para Elias, . “Muchas son las aflicciones del justo. Pero de todas ellas le librará Jehová”. Salmo 34:19
He vivido en carne propia este maldito flagelo de la depresión. Y debo reconocer que antes no entendía ni comprendía el comportamiento de una persona deprimida, pero realmente es muy triste, y es muy difícil abrir el corazón cuando uno quiere morirse, cuando ya no hay ganas de nada, cuando pareciera que todo en la vida pierde sentido.

Aquel que no ha pasado por una depresión pudiera decirme, con “Cristo somos mas que vencedores, bla, bla, bla…”, pero mi objetivo no es polemizar sobre el tema, sino tratar de compartir que todos sin excepción podemos en un momento dado entrar en depresión, y es allí cuando necesitamos la fortaleza de Dios y la ayuda de las personas que nos rodean.

Cuando Dios vio a Elias deprimido, no lo insultó, no le reprochó, por el contrario, le envío un ángel. Dios no dejó solo a su amigo Elias, le dio palabras de aliento, le preparó una deliciosa comida; porque en la depresión lo primero que se nos va es el hambre, un deprimido se niega a comer, porque su meta es morirse, además de alimentarlo, lo despertó, porque cuando uno está deprimido, su mejor aliado es el sueño, un sueño que nos quiere tener atrapados e inmersos.

Quiza como Elías, alguna vez nos sentimos tocando la cima del éxito, pero hoy nuestra vida, nuestro futuro parece incierto. Lo que antes parecía estar claro y bien definido ahora se torna oscuro y sin sentido, pero cuando creemos que todo está perdido y que ya no hay razón para vivir, entonces es necesario entender que como Elias debemos rendirnos bajo el enebro, porque solo allí  cuando estemos sin fuerzas y agotados, Dios nuestro amigo nos dará de su alimento y su fortaleza y nos dará una nueva razón para vivir y seguir porque aun nos resta largo camino.
Quiero decirte, que si te sientes deprimid@, eso es señal de que estás viv@, y Dios tiene un alimento especial para ti y nuevas fuerzas, porque aun tienes mucho camino que recorrer.

Gracias a Dios por darme la victoria sobre la depresión, a mi bella esposa Martha por cuidar de mi día y noche en la clínica durante diez (10) largos y extenuantes días  a mis preciosos hijos, por entenderme en esos momentos tan difíciles que pasamos, a mis amigos por brindarme su apoyo.

Dios los bendiga.

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