Job nunca imaginó que su mundo se desplomaría al grado como ocurrieron los hechos de su calamidad. La magnitud de los mismos marcó un precedente en su vida porque el no hizo nada para merecer tal sufrimiento. Para que tengan una idea clara de sus padecimientos en primera instancia unos asaltantes robaron sus posesiones y mataron a sus criados, un fuego del cielo abrazó a sus ovejas, un viento poderoso destruyo su casa y mató a sus hijos e hijas y para colmo fue víctima de una enfermedad dolorosa y horrible.

Imaginen ustedes tales calamidades que cuando se llevan al pensamiento humano nace la palabra llamada injusticia desde un punto de vista psicológico. Job por su parte buscaba respuestas que lo llevaran a la compresión de lo que estaba sucediendo. Cuando miramos el contraste de la historia nos parece ver una trama detectivesca donde el lector sabe más que los personajes centrales. Si hacemos una cirugía mayor de la historia encontraremos que Job estaba envuelto en una contienda cósmica propuesta en el cielo pero viva y a todo color en la tierra.

Satanás entra a escena grita a los cuatro vientos: -“La gente como Job ama a Dios solamente a causa de las buenas cosas que este les provee”, luego en tono desafiante le replica a Dios diciendo –“Prívale de esas cosas y su fe se desvanecerá junto con sus riquezas y salud”. No obstante, la reputación de Dios estaba puesta sobre la mesa, ¿Acaso Job seguiría confiando en El aun cuando su vida se desvanecía o se volvería Job contra su creador?. Satanás desde una esquina observaba con detenimiento los pormenores de la tragedia esperando con ansias el momento en que Job renunciara a Dios.

No conforme con el lío armado Satanás decide usar a la mujer de Job y a unos amigos para dar la estocada final, ella se mofaba y le decía: -“¿Aun retienes tu integridad?, maldice a Dios y muere, mientras que sus amigos fueron más sanguinarios argumentando que Dios lo estaba castigando y que el merecía completamente las cosas que le estaban sucediendo. Job ante toda esta malaria sugestiva se esforzaba por hacer lo que parecía imposible, seguir creyendo en ese Dios amoroso y justo, aún cuando toda la evidencia iba en contra de un Dios tal. La historia continuaba su curso y Job parecía un acusado sentado en un banquillo escuchando toda aquella podredumbre circunstancial que salía de la boca de sus tres amigos.

Buscaba y buscaba en su mente algún refrigerio que lo ayudara a refutar toda aquella maquinaria diabólica que lo atacaba sin piedad.
Pero dentro de su alma había una voz radiante que le decía lo equivocado que estaban sus acusadores y que el no merecía el tratamiento que estaba recibiendo, tenía que haber otra explicación. Otra persona que no hubiera sido Job estallaría en la locura, dentro de su desolación caminó por diferentes estadios emocionales llegando al borde de la auto miseración. Ya casi cuando sus amigos lo habían convencido dio un giro de 360 grados y cambio su posición engendrando una esperanza emocional. Para sus adentros pedía a gritos que llegara aquella Persona que pudiera explicarle su suerte miserable.

En otras palabras sus deseos eran encontrarse con Dios cara a cara y escuchar una explicación directa de la Fuente de la vida. Dios le contesta a Job con un discurso haciendo hincapié en la majestuosidad y belleza de la creación. Me imagino la cara de Job porque la respuesta del creador pareció una lección de ciencias naturales y no fue directamente al grano de su quebranto y sufrimiento. Mientras Dios abundaba en las cosas de la creación Job cada vez más se daba cuenta de sus propias debilidades. Aunque se había esforzado por hacer la voluntad de Dios y vivir una vida santa, todavía era un pobre pecador ante la presencia de aquel que había hecho los cielos y la tierra.

Job le replica a Dios –“Se que lo puedes hacer todo y que no hay nada que te cohíba, solo de oídas te conocía, mas ahora mis ojos te han visto, por cuanto me retracto y hago penitencia entre el polvo y la ceniza”. Satanás que había prometido a Dios que Job blasfemaría ante su propia presencia, jajajajajajaja, perdió el desafío. Porque a pesar de todo lo que había pasado Job no maldijo a Dios aferrándose a su fe aun cuando toda su experiencia parecía contradecir eso. En cierto modo Dios corrigió a Job y a sus amigos porque no tenían la evidencia necesaria como para declarar acerca de cómo el gobernaba al mundo. No obstante, por otro lado Dios alabo a Job y lo llamo mi siervo y en un giro irónico le dijo a los tres amigos que fueran a Job y buscaran su misericordia. En definitiva, Dios bendijo en las postrimerías a Job más que sus principios, en poco tiempo llego a poseer 14,000 ovejas, 6,000 camellos, 1,000 yuntas de bueyes y 1,000 asnas, en otras palabras el doble de que había poseído.

REFLEXION

Cuando tus ojos se concentran solo en lo visible, pierdes de vista lo espiritual y tú Fe comienza a desvanecerse, no dejes caer tu Fe, sigue adelante, en estos momentos de crisis cada uno de nosotros pasa a ser juzgado, en cierto sentido nos transformamos en actores en una disputa como la que tuvo que enfrentar Job. Dios tiene propósitos para nosotros. En la formación que vamos teniendo como hijos de Dios, Él no desea que suframos sin propósito. En la voluntad permisiva del Señor nos suceden cosas que nos ayudan a madurar.

Tengamos presente que todo lo que Dios permite tiene el propósito de hacernos más a su imagen, más maduros y de tratar nuestro carácter para que crezcamos espiritualmente; todo esto a pesar de nuestros errores y pecados. Es decir, nuestros errores y pecados nunca van a frustrar el plan de Dios.
Este es nuestro final: recibir el doble. Vamos hacia una eterna gloria con nuestro Señor Jesucristo, pero es necesario que aquí padezcamos por un corto tiempo para ser perfeccionados, hechos sólidos, establecidos y afirmados.

EDWIN KAKO VAZQUEZ
ESCRITOR E HISTORIADOR

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