a) Arrepentimiento
El Señor envía su Espíritu Santo para conmover al hombre y le muestra su real condición de muerte espiritual (Redargüimiento), a lo que, según la decisión que tome, ve las cosas de otra forma, recibe un cambio en su forma de pensar respecto al pecado (metanoeo=cambio de mente). La persona ya no se goza en el pecado que hizo, sino que entiende la necesidad de ser perdonado por Dios, de ser limpio (1ª.Jn.1:9).
b) Conversión (Hch.19:18-20)
Sin conversión no puede haber un arrepentimiento a plenitud. La obra del Espíritu quedaría truncada si no acudiéramos a corregir nuestros caminos. El hombre que se arrepiente y se aparta (convierte) alcanza misericordia (Prv. 28:13). El bautismo en arrepentimiento se manifiesta en el cambio de actitudes (Hch.26:20).
c) El Bautismo de Arrepentimiento (Hch.3:19)
Es precisamente aceptar el llamado del Espíritu Santo a poner nuestros caminos a los pies del Maestro para que sean borrados nuestros pecados y que vengan tiempos diferentes a nuestra vida de parte de Dios. Este bautismo también lo necesitamos, cuando siendo ya cristianos el pecado nos alcanza y debemos ponernos a cuentas con el Señor (1ª.Jn.2:1). Es un proceso que se inicia al aceptar a Cristo como nuestro único y suficiente salvador (Ro.10:8-10).
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