LLAMADO DE SAMUEL Y COMO DIO UN MONARCA A SU PUEBLO

Para aquel tiempo Dios se comunicaba muy pocas veces con la gente y no le daba mensajes ni visiones. Por su parte, el niño Samuel le servía a Dios bajo la dirección de Elí (sacerdote y juez en Silo), que estaba ya casi estaba ciego. El muchacho no se imaginaba que sería uno entre muchos en escuchar la voz de Dios.

Una noche antes que se apagaran las lámparas del santuario, Dios llama a Samuel por su nombre, este dormía en el santuario donde estaba situado el cofre del pacto de Dios. Acto seguido al escuchar una voz sale corriendo hacia el cuarto de Elí y le dijo: “Aquí estoy en que puedo servirte, este le contesta: yo no te llame, anda y vuelve a acostarte. Samuel volvió a su cama y Dios lo vuelve a llamar, Samuel, Samuel, otra vez el muchacho se levantó y fue a donde estaba Elí de nuevo.

Aquí estoy en que puedo servirle, Elí le respondió -Yo no te llamé, hijo mío, anda vuelve y acuéstate. Samuel que no conocía la voz de Dios estaba confundido, en la tercera ocasión que ocurrió lo mismo el sacerdote comprendió que era Dios quien le hablaba al muchacho. Este le replica le replica a Samuel: “Anda y acuéstate, si oyes la voz otra vez vas a contestar-“Dime, Dios mío, en que puedo servirte”.

Ya prevenido sobre la voz Samuel le dice: “Habla Jehová, que tu siervo escucha”. No obstante, el mensaje que iba a escuchar contenía mucho dolor, consistía en anunciar el castigo sobre la casa de Elí. Esta casa era, linaje de sacerdotes que se remontaba hasta Aarón, pero estaba corrompida gracias a la inmoralidad de los hijos de Elí.

Estos trataban mal todos los israelitas y Elí les dijo: “Por que se comportan así, ya la gente me han contado todo lo malo que ustedes hacen, si una persona ofende a otra, Dios puede decidir quien tiene la razón, pero si alguien ofende a dios no hay quien pueda defenderlo”. Sin embargo, los dos hijos de Elí hicieron caso omiso al regaño de su padre no sabiendo lo que les deparaba el destino.

MUERTE DE ELI, HOFNI Y FINEES

Esta primera profecía de Samuel se cumpliría cuando los filisteos pelearon contra los israelitas y los derrotaron. Se dice que la matanza fue muy grande, murieron unos treinta mil soldados israelitas y el resto huyó a sus hogares. Los filisteos de esta manera capturaron el cofre del pacto de Dios y mataron a Hofní y Finees. Por su parte Elí que contaba con noventa y ocho años estaba sentado en su silla cuando un soldado que había escapado le contó lo sucedido:

“Logré escapar del campo de batalla y acabo de llegar, los filisteos nos derrotaron y se llevaron el cofre del pacto de Dios, miles de nuestro hombres han muerto, tus hijos Hofní y Finees también murieron. Al escuchar la versión de los hechos Elí que era un anciano y muy pesado se fue de espaldas y cayó junto a la puerta y se rompió el cuello.

SAMUEL GOBIERNA A ISRAEL PERO……

De esta manera Samuel heredó el puesto del sacerdote y se dio a la tarea de renovar la fe de su pueblo y que repudiaran la idolatría. Cada año este hacía un recorrido por varias poblaciones para estar seguro que la palabra de Dios se cumpliera. No obstante, había un denominador común entre Elí y Samuel, sus hijos (Joel y Abdías), los cuales no siguieron su conducta y se dejaron llevar por el lucro.

Estos asumen el poder de Israel cuando Samuel envejeció, pero no eran como su padre, se dice que cometieron muchas injusticias solamente enfocadas en el dinero. El ambiente se puso tenso y los ancianos le pidieron que ungiera a un rey, como lo tenían las otras naciones. Esto no le gustó a Samuel que enseguida se puso a orar a Dios y éste le dijo: “Haz lo que te piden, no te están rechazando a ti, sino a mí, pues no quieren que yo sea su rey”.

Jehová sigue hablándole a Samuel y le replica: “Desde el día que yo los saqué de Egipto hasta hoy, ellos me han dejado para adorar a dioses falsos y así también lo hacen ahora contigo, dale lo que piden, pero adviérteles todo lo que hará ese rey”. Samuel habló con los israelitas y les dijo lo que Dios había dicho enumerando una larga lista de lo que les pasaría si accedían a tener un rey. No obstante, los israelitas luego de ser advertidos replicaron: “No nos importa, queremos un rey, queremos ser como otras naciones, queremos un rey que nos gobierne y que salga con notros a la guerra”.

Samuel escuchó las demandas de los israelitas y luego se lo repitió a Dios, El creador dijo: “Hazles caso y dale un rey”. En definitiva Dios le habla a Samuel y le dice: “Unge al joven Saúl como príncipe y libertador, para que salve a mi pueblo de la mano de los filisteos”. De esta manera Saúl fue ungido tanto con aceite como con el espíritu de Dios y así se convirtió en rey y profeta.

EDWIN KAKO VAZQUEZ

ESCRITOR E HISTORIADOR

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