El corazón de los malvados nunca prosperara ni se hará dueno de lo que no le pertenece. Cuando creemos que el enemigo atacara sin piedad y lograra su propósito, en ese preciso momento Dios se levanta de su morada provocando el desastre del enemigo. Dios te dice en este momento: " Estoy tranquilo mirando desde mi morada", aunque no lo veas nuestro Padre esta atento y sigue observando todo.
Pero lo mejor de todo, es que El acudirá a poner su mano cuando haya llegado el momento perfecto. Sea lo que sea, El nunca obrara como un Salvador confundido ni temeroso, así que quédate quieto, se fuerte y aunque El se demore, aprende a esperar, no dudes, Dios no tarda demasiado y nunca llegara tarde a tu cita. Amen
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