“LA LENGUA PUEDE TRAER VIDA O MUERTE…” (Proverbios 18:21 NTV)
Como muestra de reconocimiento hacia sus alumnos, un profesor les dio a cada uno de ellos un lazo que decía: “Mi ser marca la diferencia” y les pidió que se lo entregaran a alguien que había influido positivamente en sus vidas. Uno de ellos se lo dio a un joven ejecutivo que le había ayudado a planear su carrera. Éste a su vez se lo dio a su jefe, quien era una persona bastante difícil de congeniar. Le dijo cómo había sido influido por su creatividad y le pidió que a su vez le diera el lazo a alguien a quien admiraba.
Esa noche el feje le dijo a su hijo de catorce años: ‘He estado pensando a quién podía reconocer con este lazo y he pensado en ti. Mis días son muy ajetreados y siempre me estoy quejando de tus notas y de tu habitación desordenada. Pero hoy quiero expresarte lo importante que eres para mí. Junto con tu madre, tú eres la persona más importante de mi vida; te quiero, hijo.’
Conteniendo las lágrimas el muchacho respondió: ‘Hoy escribí una carta explicando por qué me iba a quitar la vida y pidiéndome que me perdonaras. Lo pensaba hacer cuando todos estuvierais dormidos. Creía que yo no te importaba. Pero ya no necesito la carta ahora.’
Arriba, en la habitación de su hijo, el padre encontró una nota angustiosa junto a una pistola cargada. Dios también puede ayudarte a saber “… qué decir para darle ánimo al débil…” (Isaías 50:4 PDT). Las palabras pueden cambiar vidas. “La lengua puede traer vida o muerte…” (Proverbios 18:21 NTV). Por consiguiente, haz lo que esté de tu parte para hablar palabras de ánimo a alguien a quien no lo hayas hecho antes, porque “…la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!” (Proverbios 15:23).
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