Cuando se habla de integridad el primer nombre que nos viene a la memoria es el de Job. Una historia amena llena de muchas conclusiones y acertijos que el mimo hombre de Dios pudo descifrar y llegar al éxito. Todo creen que el éxito es llegar tener millones, pero más importante es ser integro, aunque el perdió todo su integridad nunca se derrumbo en medio del doloroso sufrimiento. En Job 27:5 dice: “Hasta que muera no quitare mi integridad”.
Cuando leo estas palabras se me paran los pelos y me lleno de valentía, porque nada debe desviar las normas que debes cumplir. Hoy día la gente piensa en la prosperidad, esta es buena, pero muchos se han ido a los extremos perdiendo la integridad. Quien pierde su integridad y su honradez ha perdido todo en la vida. Volviendo a Job, este no sabía por qué le estaba sucediendo toda esa tragedia en su vida, aun así nunca ofendió a Dios de palabra.
Salomón decía: “El que camina con integridad, anda confiado, mas el que pervierte sus caminos, será quebrantado”. Hace un tiempo dialogaba con un anciano y este me decía que antes no se necesitaba ninguna firma en ningún papel, solo un apretón de manos bastaba para cerrar un trato. Mirando al horizonte me decía Ed el mundo ha cambiado tanto que a estas alturas ya no lo entiendo.
Entonces aquel anciano sabio me dijo: “La verdadera integridad se funda en los principios del bien de de la moral establecida por Creador mismo no aceptes substitutos por mas bien que parezcan”. Aquellas palabras se me quedaron impregnadas en mi cerebro para la posteridad. Te pregunto: ¿Qué espera Dios de ti?, ¿ acaso el Creador ha proporcionado al hombre algo que pueda ser considerado como norma de la integridad.
Cuando te hagas estas preguntas, tú mismo te responderás que sí, que Dios nos dios necesariamente una norma tal a la humanidad, los Diez Mandamientos. Job soporto mansedumbres y calamidades con paciencia que hubiesen minado la entereza de muchos otros hombres y llego al éxito.
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