Cuantas veces no vemos la ayuda de Dios por quejarnos constantemente de todo lo que tenemos. No hacemos mas que rechazar todo lo que tenemos. Tal vez Dios no te de una vida sin tormentas, pero puede estar seguro de que siempre, en medio de la más cruel y feroz tormenta que puedas imaginar, El estará presente con su luz mostrándote el camino y recordándote que se encuentra siempre a tu lado. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 2 Corintios 4:6 Y hablóles Jesús otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo: el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la lumbre de la vida. Juan 8:12
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