jesus es uno y el bautismo y no como dicen que es el padre, el hijo y el espiritu santo

para empezar DIOS LE BENDIGA , al  hablar que hay tres, el padre, el hijo y el espiritu santo, eso es una gran mentira que se han inventado muchas personas segun sus perpectivas, jesus es uno, y no hay nadie mas, segun la biblia no habla de tres, en mateo 28.19 habla de eso Por tanto, id, y
haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y
del
Hijo, y del Espíritu Santo, asi lo dice san mateo 28.19 pero no quiere decir que existan tres divinidades, viendolo de esta manera miren el padre, el hijo, el espiritu santo estan separadas por 3 y, que en nuestro lenguaje es la y griega, que en griego significa aun,esa es la primera explicacion para empezar, la segunda explicacion es que dice el versirculo en el nombre, el padre no es un nombre, el hijo tampoco es un nombre, el espiritu santo tampoco lo es, osea que no es un nombre, por ejemplo voy por la calle y me gritan padre, no miro a quien me esta llamando por que el padre se le puede llamar a cualquiera, me gritan hijo, tampoco miro y espiritu santo y tampoco miro, si me llaman jhon, enseguida debo voltear mi cara al que me esta llamando, porque tengo un nombre y es el que me identifica. jesus es el nombre, porque miren ustedes ls versiculos qeu en toda la biblia lo identifican,
.
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Ellos le dijeron:
¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis, ni a mi
Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais." .
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Entonces Pablo
respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo
estoy dispuesto no sólo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el
nombre del Señor Jesús.hay muchisimos versiculos q confirman q jesus es uno, y el bautismo en el nombre de jesus, document.getElementById(\"light\").style.top=\""+eval(posTop())+"px...: porque aún no
había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido
bautizados en el nombre de Jesús. GRACIAS SI TIENEN ALGUN COMENTARIO HAZAMENLO SABER AMI CORREO. jhonyurany1@hotmail.com

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Yo pienso que sí son tres el padre el hijo y el Espiritu santo xq cuando juan fue a bautizar a jesús hubo una manifestación clara cuando bajo la paloma símbolo del Espíritu santo y cuando se oyó la voz del padre que dijo este es mi hijo amado en el cual tengo complacencia a menos que Jesus fuese ventriloco pero no creo

jejeje efectivamente mi hermano son tres distintos y cada uno tiene su funcion

y me gustaria conocerte y charlar un poco mas mi correo es picenosud@hotmail.com y puedes encontrarme en face book como rigoberto piceno espero noticias tuyas pronto bye

 

no digas yo pienso jehová te hizo  loa para pensar , también para razonar. 

Tocante a los que tienen perspicacia entre el pueblo, impartirán entendimiento a los muchos.” (DANIEL 11:33.)

DIOS TE BENDIGA ESCUDRIÑE BIEN LA BIBLIA VARÓN

JHON se nota es esfuerzo que haces por mostrar el error que muchas personas tienen ha cerca de la trinidad y encomio tu amor por el prójimo y eso bueno pero lamento diserte que hay verdades en tu planteamiento son verdades a media mira el siguiente articulo y te darás cuenta.

Perspicacia dada por Jehová
“Tocante a los que tienen perspicacia entre el pueblo, impartirán entendimiento a los muchos.” (DANIEL 11:33.)
LOS israelitas de la antigüedad sabían que Jehová era el único Dios verdadero. Se les había informado de sus tratos con sus antepasados, y personalmente habían experimentado su bondad amorosa. Pero en más de una ocasión obraron con crasa falta de perspicacia. “Se portaron con rebeldía” para con Jehová y sus representantes. ¿Por qué? Porque “no se acordaron” de lo que él había hecho por ellos. (Salmo 106:7, 13.) No era que no conocieran estas cosas; no meditaron con aprecio sobre ellas. Como resultado, se hicieron ‘personas que deseaban cosas perjudiciales’. (1 Corintios 10:6.)
2 En nuestros tiempos, uno de los modos principales como Jehová ha apartado a sus testigos como pueblo distinto es por la perspicacia que ha suministrado mediante su organización visible. Nuestro propio aprecio de cómo Jehová conduce a su pueblo se puede fortalecer si repasamos algunos de los ejemplos de tal perspicacia. Uno de estos implica el propio centro de nuestra creencia: la identidad de Dios mismo.

¿Es Dios una Trinidad?
3 La cristiandad ha sostenido con firmeza que los que no profesan creer en la Trinidad son herejes. Pero en vez de dejarse intimidar por los hombres, los siervos de Jehová han reconocido que la norma para discernir lo que es la verdad no proviene de las tradiciones y credos de hombres no inspirados, sino de las Santas Escrituras. Con esto como fundamento, allá en 1882 estos dedicados estudiantes de la Biblia manifestaron claramente en la revista hoy conocida en español como La Atalaya: “Nuestros lectores están al tanto de que aunque creemos en Jehová Dios y en Jesús, y en el Espíritu santo, rechazamos como totalmente antibíblica la enseñanza de que estos son tres Dioses en una sola persona, o, como algunos lo expresan, un solo Dios en tres personas”. (Juan 5:19; 14:28; 20:17.)
4 Estos amadores de la verdad bíblica habían hecho una buena investigación y habían visto que la creencia trinitaria tenía sus raíces en religiones no cristianas. Por el estudio cuidadoso de las Escrituras también habían comprendido que cuando ciertos textos bíblicos parecían apoyar las ideas trinitarias esto se debía al efecto de prejuicios en el punto de vista de los traductores, no a lo que aparecía en los manuscritos más antiguos en los idiomas originales. Reconocieron que esta enseñanza, que aparentemente honraba a Jesús, en realidad contradecía sus enseñanzas y restaba honra a Jehová. Por eso, el número de La Atalaya mencionado anteriormente dijo: “Como buscadores de la verdad tenemos la responsabilidad de ser honrados con nosotros mismos y con la Palabra de nuestro Padre, la cual puede hacernos verdaderamente sabios. Por lo tanto, rechacemos las tradiciones y los credos de hombres no inspirados y sistemas corruptos, y adhirámonos con firmeza a la forma de palabras sanas que recibimos de nuestro Señor y los Apóstoles”. Porque verdaderamente amaban la verdad y daban atención no solo a unos cuantos textos bíblicos favoritos, sino a la entera Palabra de Dios, Jehová les dio la perspicacia que, sin duda, los separó de la cristiandad. (2 Timoteo 3:16, 17; véase la Biblia con Referencias de la Traducción del Nuevo Mundo, página 1579, sección 6B.)

El lugar apropiado del nombre de Dios
5 Considere un segundo ejemplo: Mientras aumentaban las traducciones de la Biblia que oscurecían o dejaban completamente fuera el nombre personal de Dios, la Sociedad Watch Tower dio mayor énfasis a la importancia de ese nombre. La cristiandad alegaba que quitar de la Biblia el nombre Jehová daría al Evangelio un atractivo más universal, pero los siervos ungidos de Jehová vieron claramente quién estaba detrás de aquel intento de quitar de las Sagradas Escrituras el nombre de mayor importancia. (Compárese con Jeremías 23:27.) El pueblo de Dios se dio cuenta de que el Diablo instigaba esto en un esfuerzo por borrar de la memoria humana el nombre del Dios verdadero.
6 En contraste con el derrotero de la cristiandad, desde su mismo primer año de publicación (1879) La Atalaya dio prominencia al nombre divino, JEHOVÁ. En 1926 esta revista presentó el artículo: “¿Quién honrará a Jehová?”. (Salmo 135:21.) En 1931 los estudiantes de la Biblia asociados con la Sociedad Watch Tower abrazaron el nombre de testigos de Jehová. (Isaías 43:10-12.) También tuvieron más profundo aprecio de la gran importancia de santificar el nombre de Jehová. (Isaías 12:4, 5.) En 1944 empezaron a publicar la American Standard Version (Versión Normal Americana) de la Biblia, en la que aparece el nombre Jehová más de 6.800 veces. Con relación a publicar la Biblia, sin embargo, muy sobresaliente ha sido la producción, desde 1950, de la Traducción del Nuevo Mundo. Esta da al nombre divino su lugar apropiado tanto en las Escrituras Hebreas como en las Escrituras Griegas Cristianas.
7 El énfasis que así se ha dado al nombre personal de Dios ha deleitado a millones de amadores de la justicia de toda la Tierra. Les ha ayudado a ver al Dios verdadero como una Persona. Y al llegar a conocer los caminos de Jehová, han podido conducirse prudentemente, o con perspicacia. (Miqueas 4:2, 5.)

¿Quién es “el único Dios verdadero”?
JESÚS oraba con frecuencia a Dios, a quien llamaba Padre, y enseñó a sus discípulos a hacer lo mismo (Mateo 6:9-11; Lucas 11:1, 2). En una oración que hizo junto con sus apóstoles, tan solo unas horas antes de morir, Jesús elevó esta petición: “Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu hijo, para que tu hijo te glorifique a ti [...]. Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo” (Juan 17:1, 3).
Como puede notarse, Jesús oró a alguien a quien llamó “el único Dios verdadero”. Y luego señaló la posición superior de Dios al decir: “Así que ahora, Padre, glorifícame al lado de ti mismo con la gloria que tenía al lado de ti antes que el mundo fuera” (Juan 17:5). Puesto que Jesús pidió en oración estar al lado de Dios, ¿cómo podría ser él al mismo tiempo “el único Dios verdadero”? Examinemos este asunto.

El puesto de Jesús en el cielo
Pocas horas después de hacer esta oración, Jesús fue ejecutado. Sin embargo, no estuvo muerto mucho tiempo: tan solo desde el viernes por la tarde hasta el domingo por la mañana (Mateo 27:57–28:6). “A este Jesús lo resucitó Dios —dijo el apóstol Pedro—, del cual hecho todos nosotros somos testigos.” (Hechos 2:31, 32.) ¿Podría haberse resucitado a sí mismo? No, pues según la Biblia, los muertos “no tienen conciencia de nada en absoluto” (Eclesiastés 9:5). Fue “el único Dios verdadero”, el Padre celestial de Jesús, quien resucitó a su Hijo (Hechos 2:32; 10:40).
Poco tiempo después, un discípulo cristiano llamado Esteban fue víctima mortal de la persecución religiosa. Justo antes de morir lapidado, se le concedió una visión, y exclamó: “¡Miren! Contemplo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre de pie a la diestra de Dios” (Hechos 7:56). De modo que Esteban vio a Jesús, el “Hijo del hombre”, ocupando en el cielo un puesto de apoyo al Creador —“a la diestra de Dios”—, tal como había estado ‘al lado de Dios’ antes de venir a la Tierra (Juan 17:5).
Tras la ejecución de Esteban, Jesús se apareció milagrosamente a Saulo, más conocido por su nombre romano, Pablo (Hechos 9:3-6). Cuando Pablo estuvo en la ciudad griega de Atenas, habló del “Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él”, y dijo que este Dios, “el único Dios verdadero”, juzgará “la tierra habitada con justicia por un varón a quien ha nombrado, y ha proporcionado a todos los hombres una garantía con haberlo resucitado de entre los muertos” (Hechos 17:24, 31). Aquí el apóstol Pablo se refirió a Jesús como “un varón” —por lo tanto, inferior a su Padre— a quien Dios le había devuelto la vida celestial.
El apóstol Juan también habló de Jesús como alguien subordinado a Dios. Dijo que había escrito su Evangelio a fin de que los lectores llegaran a creer que “Jesús es el Cristo el Hijo de Dios”, no el propio Dios (Juan 20:31). Juan también recibió una visión del cielo en la que vio al “Cordero”, identificado en su Evangelio como Jesús (Juan 1:29). El Cordero está de pie con 144.000 seres espirituales. Ellos “han sido comprados [o resucitados] de la tierra”, y según explica Juan, “tienen escritos en sus frentes el nombre de él [el Cordero] y el nombre de su Padre” (Revelación [Apocalipsis] 14:1, 3).
¿Podría ser “el Cordero” el mismo que “su Padre”? Es obvio que no. La Biblia los presenta como dos seres distintos, e incluso les da nombres diferentes.

El nombre del Cordero y el del Padre
Como hemos visto, el nombre que recibe el Hijo de Dios, el Cordero, es Jesús (Lucas 1:30-32). Ahora bien, ¿cuál es el nombre de su Padre? En la Biblia aparece miles de veces. Por ejemplo, Salmo 83:18 dice: “Tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra”. Lamentablemente, el nombre de Dios, Jehová, ha sido sustituido en muchas versiones de la Biblia por los términos “SEÑOR” y “DIOS”, escritos a veces en mayúscula con el supuesto fin de distinguir a Jehová de otros dioses y señores. Sin embargo, en muchas traducciones de la Biblia se mantiene el nombre divino donde corresponde.
Casiodoro de Reina es un ejemplo de un traductor que conservó el nombre divino, Jehová, donde corresponde. En la introducción a su versión, que se editó en 1569 y llegó a conocerse como La Biblia del Oso, explicó: “Habemos retenido el nombre (Jehová) no sin gravísimas causas. Primeramente porque dondequiera que se hallará en nuestra versión está en el texto hebreo, y nos pareció que no lo podíamos dejar ni mudar en otro sin infidelidad y sacrilegio singular contra la Ley de Dios”. Sobre “la superstición judaica [de] no pronunciar el nombre Jehová”, dijo: “Salió esta ley encaminada del diablo para con pretexto de reverencia sepultar y poner en olvido en el pueblo de Dios su santo nombre” (ortografía actualizada). Cabe señalar que el mismo respeto se demuestra en muchas versiones preparadas por misioneros.
¿Cuál es el origen de la doctrina de la Trinidad?
Entonces, ¿qué se puede decir de la enseñanza de que Jehová y Jesús son en realidad el mismo Dios, como sostiene la doctrina de la Trinidad? En su número de abril-junio de 1999, la revista The Living Pulpit definió la Trinidad de la siguiente manera: “Hay un solo Dios y Padre, un solo Señor Jesucristo y un solo Espíritu Santo, tres ‘personas’ [...] que son uno y el mismo ser, iguales en esencia [...]; tres personas que son igualmente Dios, de la misma naturaleza, pero en realidad distintas, conocidas por sus características personales”.
¿Cuál es el origen de esta complicada doctrina? La revista The Christian Century, en su número del 20 al 27 de mayo de 1998, cita a un pastor que reconoce que la Trinidad es “una enseñanza de la Iglesia más que una enseñanza de Jesús”. Ahora bien, aunque la Trinidad no es una enseñanza de Jesús, ¿concuerda con lo que él enseñó?

El Padre es superior al Hijo
Jesús enseñó a sus discípulos a pedir en oración: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre”. La Biblia indica que nuestro Padre celestial, cuyo nombre es Jehová, es superior a su Hijo. Por ejemplo, Jehová es “desde siempre hasta siempre”. Pero también dice que Jesús es el “Primogénito de toda la creación”. El hecho de que Jehová es superior lo expuso Jesús mismo al decir: “El Padre es más grande que yo” (Mateo 6:9; Salmo 90:1, 2; Colosenses 1:15; Juan 14:28, Biblia de Jerusalén Latinoamericana). Sin embargo, la doctrina de la Trinidad sostiene que el Padre y el Hijo son “igualmente Dios”.
La superioridad del Padre sobre el Hijo, así como el hecho de que el Padre es alguien aparte, se hacen patentes también en las oraciones de Jesús, como la que hizo antes de su ejecución: “Padre, si deseas, remueve de mí esta copa [es decir, una muerte ignominiosa]. Sin embargo, que no se efectúe mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). Si Dios y Jesús son “iguales en esencia”, según afirma la doctrina de la Trinidad, ¿cómo pudiera la voluntad, o el deseo, de Jesús parecer diferente a la voluntad de su Padre? (Hebreos 5:7, 8; 9:24.)
Además, si Jehová y Jesús fueran el mismo, ¿cómo podría ser que uno estuviera al tanto de asuntos que el otro desconociera? Por ejemplo, Jesús dijo con relación al tiempo del juicio de este mundo: “Respecto a aquel día o la hora, nadie sabe, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre” (Marcos 13:32).
La Trinidad y la Iglesia
La Trinidad no es una enseñanza ni de Jesús ni de los primeros cristianos. Como se indicó anteriormente, es “una enseñanza de la Iglesia”. En su número de 1999 acerca de la Trinidad, la revista The Living Pulpit señaló: “A veces parece que todo el mundo asume que la doctrina de la Trinidad es una enseñanza teológica cristiana establecida”, pero añadió que no es “una idea bíblica”.
La New Catholic Encyclopedia (1967) trata en detalle la doctrina de la Trinidad y admite: “El dogma trinitario es en definitiva un invento de finales del siglo IV. [...] La fórmula ‘tres Personas distintas y un solo Dios’ no se arraigó firmemente antes de finales del siglo IV y, desde luego, no se asimiló en la vida cristiana ni en su confesión de fe con anterioridad a esa fecha”.
Martin Werner, profesor de la Universidad de Berna (Suiza), hizo esta observación: “Dondequiera que en el Nuevo Testamento se hace referencia a la relación de Jesús con Dios, el Padre —sea en lo que respecta a su venida como hombre o a su posición como Mesías—, se concibe y representa categóricamente como subordinada”. Está claro que lo que creían Jesús y los primeros cristianos es muy distinto de la doctrina de la Trinidad que enseñan hoy día las iglesias. ¿Cuál es el origen, pues, de esta doctrina?

El origen de la Trinidad
La Biblia hace referencia a muchas deidades que se adoraban en el pasado, como Astoret, Milcom, Kemós y Mólek (1 Reyes 11:1, 2, 5, 7). Hasta hubo una época en la que muchos habitantes de la antigua nación de Israel creían que Baal era el Dios verdadero. Por esa razón, Elías, el profeta de Jehová, los puso ante esta disyuntiva: “Si Jehová es el Dios verdadero, vayan siguiéndolo; pero si Baal lo es, vayan siguiéndolo a él” (1 Reyes 18:21).
El culto a deidades paganas agrupadas en tríadas era común antes de que Jesucristo naciera. “De Egipto vinieron las ideas de una trinidad divina”, afirmó el historiador Will Durant. En la Encyclopædia of Religion and Ethics, James Hastings escribió: “En la religión de la India, por ejemplo, nos encontramos con el grupo trinitario de Brahmā, Śiva y Viṣṇu; y en la religión egipcia se halla el de Osiris, Isis y Horus”.
Así pues, hay muchos dioses. ¿Reconocían esto los primeros cristianos? Además, ¿veían a Jesús como el Dios todopoderoso?

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