Cuando te desembarazas del resentimiento que albergas contra alguien, creas un espacio que Yo puedo llenar de amor y de paz.
Al perdonar te haces un favor a ti. Sea lo que fuere que te provocó el dolor, aferrarte a él te lastima y te separa de Mí. El perdón te libera de lo que te aprisiona y te permite volver a vivir con plenitud.
¿Quieres libertad? ¿Deseas librarte de las cargas? ¿Quieres tener una paz interior duradera? Al perdonar, todo eso es tuyo. Tal vez pienses que le corresponde a la otra persona remediar la situación, pero en realidad solo tú y Yo juntos podemos sanar tu alma. Cuanto antes sueltes el resentimiento, antes volverás a sentir auténtico gozo.
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