DIOS
UN ESPOSO FIEL Y AMOROSO
De nuevo hay alboroto en el vecindario, se prenden muchas luces, los gritos y chillidos ahogan el silencio, los vecinos corren hasta la casa donde salen los gritos y ven a un hombre castigando a su esposa. Nadie se atreve a intervenir, pero la mujer clama que la ayuden, al momento un hombre entra y sujeta al esposo, la razón de la pelea: el esposo cree que su esposa le ha sido infiel. El está convencido de que el don más preciado y deseado que cualquiera puede ofrecer ha sido abusado: su amor ha sido traicionado.
En la imaginación del hombre parpadean las emociones violentas y desesperantes porque su honor ha sido manchado. Como quiera que sea los esposos frecuentemente reaccionan ante la infidelidad con intensas emociones, las cuales pueden llegar a la violencia y aun al homicidio. Traigo este ejemplo arriba mencionado para llevarte al libro de Jeremías (capitulo 1 y 2) donde este expone una reyerta conyugal.
Una y otra vez Dios presenta una acusación contra Judá, porque entre todas las naciones, El la había escogido con ese amor que siempre lo distingue para darle protección y cuidado. Pero ella siguió acostándose con otros hombres, haciendo caso omiso a las advertencias, pero, ella testaruda no hace caso. Ella vio como Dios la había divorciado a su hermana Israel. ¿No se da cuenta que hará lo mismo con ella?
No obtente, Dios continuó acusándola y sus mismas palabras hacían sangrar su propio corazón. En un instante, Jehová echa su memoria a correr y le dice: “Me he acordado de ti, de la juventud, de la fidelidad, del amor desposorio y cuando andabas en pos de mi en el desierto. Pero después rompiste tu yugo y tus ataduras y replicaste: No serviré y con todo y eso, sobre todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso como ramera”.
Dios compara a Judá con una asna de los montes que en su ardor olfatea el viento. Pero ahí está Dios en su trono, cabizbajo, porque esta comparación le duele más a El que a ella, es el amor de Él y no el de ella, el despreciado. El adulterio que habla Jeremías se centra en la adoración de ídolos por que la mayor parte de la gente de hoy día tiene dificultades para entender por qué los israelitas se sentían atraídos a arrodillarse ante estatuas de madera o metal, o por que dicha adoración enfurecía tanto..
Pero cuando Jeremías se refiere a esa adoración en términos de adulterio, el odio de Dios por la idolatría se vuelve comprensible. Dios quiere que su pueblo tenga un solo amor en su vida, El mismos, Dios el esposo no aceptara el segundo lugar, se niega a compartir su esposa. Muchas veces nos sentimos culpables si nos atrapan, pero es bueno que toquemos fondo pues fallar nos ayuda a comprender y reconocer nuestra verdadera condición. Sentir vergüenza, ver que nuestra vida se está desperdiciando.
Muchas veces por nuestro comportamiento dejamos terribles heridas y huellas a personas que amamos o sencillamente están a nuestro alrededor. El Senor compara nuestra adoración u otros dioses con la prostitución, cuando adoramos dependencias al dinero, éxito, poder de prestigio actuamos como una esposa que anda con otros para satisfacer su deseo de placer en vez de permanecer fiel a su amante marido. Es necesario y definitivo volver a nuestra vida hacia el único Dios verdadera, quien nos amar y nos cuidara como un esposo fiel y amoroso.
ED VAZZ
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