EL REY QUE NUNCA OLVIDO LA PALABRA. HUMILDAD

[EDWIN KAKO VAZQUEZ]

Al entrar en las profundidades de una revelación se debe tener en cuenta como punto de referencia su logística y preceptos. Se ha de entender que la vida de Jesús tuvo unas acciones proféticas que fueron declaradas desde mucho antes. Existen muchos eslabones que fueron el conclave espiritual del propósito que Jesús habría de cargar durante su vida, muerte y resurrección.

Sin embargo, dentro de toda aquella magnitud hereditaria había algo que marcaba las credenciales aquel Rey, su humildad y que nunca olvido el por qué y de donde procedía. El profeta Zacarías muchos años atrás había expresado para record la entrada triunfal de aquel Rey.

Zacarías 9:9…” Alégrate mucho hija de Sion, da voces de júbilo, hija de Jerusalén, he aquí un Rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”.

En tiempos antiguos cuando un rey iba a la guerra lo hacía sobre un caballo, pero cuando iba en son de paz, cabalgaba en un asno. Waoo, que deferencia más interesante que se hacía entender que el Rey que entro en aquel asno era la paz del mundo porque su referencia venia del Altísimo, era manso y humilde.

Su acción estaba en contradicción con lo que la gente esperaba y deseaba. La multitud que luego tomaron el papel justicieros creían en la realeza en tremimos de conquista. La bienvenida era la que habría correspondido al conquistador que hubiera derrotado a los enemigos políticos de Israel y no al Rey de amor. 

Pero, al entrar a Jerusalén entre los vítores de la gente El sabía que Su reino era espiritual sin fuerzas extremas ni armas carnales. En este tiempo volvamos a admirarlo y demos palmas, para que su santidad no pase inadvertida y siempre la llevemos en nuestro espíritu y conductas.

El sigue siendo la torre fuerte donde estamos a salvo en medio de los asaltos de los enemigos espirituales. Refugiémonos y volvámonos a Él con fe firme en todas las pruebas y sufrimiento y démosle la entrada triunfal en nuestros corazones. AMEN