Tranquilos hermanos, estamos ante una gran batalla, hombres muertos por todos lados, es una carnicería humana. Los filisteos por un lado y los israelitas por el otro, no obstante,los filisteos han llevado la mejor parte en esta ocasión. De momento en medio de la batalla vemos a algunos israelitas huyendo hacia el templo de Silo. Estos querían buscar el arca santa que guardaba las tablas de piedra inscritas con las promesas de Dios para llevarla al campo de batalla a ver si esto los ayudaba. Al rato, se acercan los hijos de Elí con el arca, uffffffffffff, cuando los soldados vieron el arca, gritaron tan fuerte que los filisteos atacaron con más intensidad. La perdida fue enorme hermano que lee, miren a su alrededor hay más de trienta mil hombres muertos incluyendo a los hijos de Elí.

 

Ahora si que las cosa se había puesto color de hormigas, los filsiteos se habían apropiado del arca, Dios no podía ayudar a Israel a ganar, por que el pueblo no lo obedecía. Un mesajero salió corriendo a llevarle la noticia a Elí, el anciano sacerdote estaba sentado junto a las puertas de la ciudad, esperando con ansias locas saber como había terminado la batalla. Cuando escuchó que sus hijos habían muerto y que el arca había sido tomada por los filsiteos, se cayó de la silla hacia atrás y murió al instante. No obstante, Dios permitió que el arca del pacto no estuviera mucho tiempo en las manos del enemigo, vean esto, amigo que lees, en cada ciudad donde intentaban guardar el arca los filisteos aparecían enfermedades y plagas, waooo me imagino a esa gente.

 

Ya los filsiteos no sabía que hacer con el arca del pacto, ya estaba cansados de sufrir, así que un día la pusieron en una carreta de madera y la rodearon de con obsequios de oro. Luego le amarraron dos vacas a la carreta y la dejaron marchar, las vacas se dirigieron directito hacia Israel, allí los israelitas en júbilo y alegría festejaban por haber recuperado el arca. A pesar de esto los filisteos continuaron atacándolos sin piedad y al fin se acordaron de Dios y le pidieron su ayuda. Vamos a ver, hay una reunión, quien será, ohhhhhhhhh, es Samuel uno de los hombres más respetados de Israel que los había reunido. Peguen sus oídos hermanos a ver que esta diciendo Samuel: “DIOS LOS RESCATARA SI DERRIBAN TODOS ESOS IDOLOS QUE ADORAN Y SE VUELVE A EL” les replicó. La gente nuevamente estaban verdaderamente arrepentidos da haberse alejado de Dios, entonces derramaron agua sobre la tierra y no comieron alimentos en señal de que reconocían que actuaron mal. Entonces Dios los ayudó a volver a tomar las ciudades que los filisteos les habían quitado.

 

Muchos nos preguntamos ¿dónde está la gloria de Dios?, ¿por qué no veo en mi vida lo que tanto se dice de Dios? La respuesta es obvia, no es porque el problema sea muy grande, no es porque la circunstancia rebase la capacidad de Dios, no es porque sea imposible para el Señor y mucho menos porque Dios no existe o o porque no es real, es porque SABEMOS lo que es correcto, pero no lo hacemos. Vivimos permitiéndonos “pequeños” pecados que ya el Señor nos hizo ver que debíamos desechar de nuestras vidas para poder experimentar la victoria. Y aún cuando estés en un templo o un ministerio, no experimentarás la victoria SABIENDO lo que debes hacer, sino HACIENDO lo que tienes que hacer.¿Queremos ver la Gloria de Dios? Comencemos a vivir de tal manera que glorifiquemos al Señor con nuestra vida. No sólo Sabiendo, sino Haciendo la voluntad de Dios.

 

 

Edwin kako Vazquez

Escritor e Historiador

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